Capitulo 1 Ella

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—Y bien... ¿Qué tal se me ve este vestido?— pregunté— modelando un poco aquel vestido

—Nada mal, pero creo que no es tu estilo— dijo Mónica sin dejar de mandar textos a Roni, su novio; me evitare los detalles sobre él y solo diré que es un gran idiota.

Últimamente estaba rodeada de muchos de ellos. Aquellos a que solo ven a su chica como un trofeo, con el cual solo obtienen placer. Uno de ellos era Roni. Había engañado a Mónica dos veces y con chicas distintas, y esas solo fueron solo de las que nos enteramos incluso intento algo conmigo, pero aunque fuera la más zorra de la escuela, no defraudaría a una amiga y menos tratándose de Mónica, que fue gracias a ella que deje de ser la torpe chica friki de la escuela, ella me unió a su grupo e hizo que me sintiera cómoda conmigo misma.

Hace un año...

—Jenn, arregla tu cuarto y deja eso libros de una vez, que no te ayudan en nada—, grito mi madre desde la sala

—Mamá, todos los libros son buenos aunque sean clichés, pero tienen una enseñanza—le conteste—tratando de encontrar tal separador — Además es la forma en como lo interpretes.

—Pues, a ver si se te queda un poco de aquella enseñanza, con eso de que ni siquiera de limpiar tu cuarto te acuerdas—, refutó mamá.

Mi madre era muy insistente cuando se lo proponía, y así era cada día: "sal un poco de casa”, “se más amigable"," deja de ver tantos dibujos animados". Se quejaba de mis cómics, animes e incluso se había metido con mis libros, es que no entendía que así era feliz. Escapando un poco de la realidad.

Total, llevo un año y medio en tal escuela, y no he hecho ningún amigo; soy una inadaptada ni siquiera con los del club de ajedrez y frecuentemente recibo insultos; nerd, friki y el típico insulto nada inteligente; Cuatro ojos.

Lo peor es que tengo exactamente esa imagen; Morena, enormes lentes, torpe, ojos cafés, cara con demasiados granitos, notas altas y más torpeza. En fin, un desastre total.

Sábado 1:30 pm

—Joder, se me hace tarde —. Clases de Inglés, otra cosa que no elegí voluntariamente, mi madre pensó que sería buena idea aprenderlo, por si me iba al extranjero;  cosa que no pasara por que si me dieran a escoger un lugar al cual viajar;  Japón, seria definitivamente el lugar al cual iría, siempre se me a parecido atractiva su cultura.

Como pude tome un baño y comí algo ligero.

Ya estando en la escuela, estaba a punto de entrar al aula pero mi torpeza atacó de nuevo, mis pies se enredaron y no pude mantener el equilibrio, todo paso tan rápido, estuve esperando el impacto en el suelo pero al contrario de este, note la tensión de unos fuertes brazos sujetándome.

Al abrir poco a poco mis entrecerrados ojos, vi aquellos bonitos ojos azules, intensos y expectantes, observándome con un poco de diversión pero rápidamente se esfumó al ver que yo lo observaba fijamente durante algunos segundos.

—Deberías, de tener más cuidado a la hora de caminar —murmuro y así sin más se fue.

—Gra..cias— apenas y me salían las palabras.
Siempre me sorprendía ese chico; Thomas Orwell, aunque no era ni de cerca amigable, tenía algo peculiar, el a diferencia de mí había elegido por decisión propia; ser solitario.

Cuando lo vi por primera vez no pude evitar preguntarme si tenía novia aunque no era por que pensase que tuviera oportunidad alguna.
Él era guapo, inteligente, engreído, las características de alguien popular pero por algún extraño motivo de su parte no lo era, nada que ver conmigo.

Sino más bien para saber qué tipo de chica seria la que estuvo a la expectativa de él. Al parecer ninguna.

En varias ocasiones vi su rechazo a todas esas chicas que se le declararon, desde cartas anónimas que dejaban en su casillero hasta notas desesperadas que lo citaban en alguna parte. Él solo se limitaba hacer una bola con ellas y tirar las a la basura, bastante cruel.

¿Y yo cómo lo supe? Tengo mi casillero justo al lado de él y no habíamos cruzado ninguna palabra hasta ahora.

Era momento de hacer un cambio conmigo misma.

Primera Impresión ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora