Capitulo 3 Jenette

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Por fin de horas de meditarlo supe cual vestido tenía que elegir, aunque Mónica no dio aporte algún, pero me sentía bien con ella, por eso fue que nada más se lo pedí a ella. Últimamente con el resto de las chicas me veía obligada a hacer cosas que no eran de mi agrado y es que exactamente ese día quedaron en ir a otra fiesta de universitarios yo ya no quería más líos de una noche. Mi vida era como un tren sin destino alguno. Pero prefería eso, a ser como antes.

 Lunes, Medio día

Siempre odiaba los lunes, pero hoy más que nunca, toda la mañana los profesores la estuvieron interrogando por que varias de las chicas del grupo faltaron, de seguro una gran resaca pero solo me limitaba a decir:

—No lo sé, no me lo han dicho.

Y su ausencia se notó más a la hora del almuerzo, porque las únicas que estábamos comiendo en nuestra mesa de siempre éramos Mónica y yo. Al terminar, nos dirigíamos a la clase que nos tocaba en seguida; Matemáticas y estaba planteándome seriamente saltarme esa clase pero alguien se me adelanto a eso. 

—Ho...la, ¿Eres Jennette?—, dijo tímidamente una chica regordeta con lentes y bajita. De cierta manera me recordaba a mí como era antes y sentía un poco de lastima por ella.

—Esa misma, ¿Por qué?

—Te llama el director, dice que es importante—¿Y ahora qué demonios hice? Lo que le faltaba, un discurso del director.

De seguro su madre estaba implicada en eso, si estaba segura porque últimamente su madre se la vive regañándola si antes era porque no salía mucho ahora es porque no le tomo importancia a los estudios y cuando se enteró de que el director de esta misma escuela era el esposo de una tía mía, se hizo inmediatamente su amiga solo con el fin de que me tuviera bien vigilada.

Pero prefería tener que soportar al director que problemas de cálculo, que no resolvería. Una vez ya decidido me dirigí a su oficina.

— ¿Puedo pasar?—dije mientras tocaba la puerta.

—Pase — dijo sin levantar la vista del monitor

—Bueno ya estoy aquí, ¿qué es lo que sucede?— De seguro seria otra vez la bronca de por qué faltaron sus amigas

—Lo que sucede es que vas a reprobar este semestre—soltó, una vez alzo la vista hacia mí—. Y por eso me he encargado de conseguir un tutor, con el cual trabajaras horas extras para estar al corriente con los demás 

— ¿Que?—. Era obvio que mi madre se lo debió haber pedido —discúlpeme pero también tengo una vida y cosas que hacer y...

—No era una pregunta Jennette, Así que a partir de mañana te presentas con tu tutor.— Solo un año más y me largaba de esta escuela.

—Aja... ¿Y a qué maestro tendré?

—Él no es un maestro es un alumno.— Esto era el colmo, pero tal vez sería más fácil de convencer de que la dejara en paz que a un profesor ¿no? — Se llama: Thomas Orwell, excelentes notas y un buen ejemplo a seguir.

¡Ese chico! ni siquiera se había vuelto a dirigir otra palabra desde hace un año ¿Además por qué acepto? Él no era la clase de chico que lo hace con el fin de ayudar a los demás. 

 ¿Tal vez...?  No, imposible.

Se prometió que jamás se enamoraría de alguien como él y aunque le gustase, tan siquiera un poco, no lo haría aun siendo más linda que antes. Aunque había salido con tipos peores no eran ni de cerca parecidos a el y es que no quería escuchar un no de su parte.

Primera Impresión ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora