Capitulo 12 Las dichosas fiestas

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 Tom ♪

Una vez escapamos del instituto. No sabía que haríamos a continuación pero ahora era diferente, sentía que por fin me liberaba de esa jaula en la que estaban atrapados mis malos recuerdos.

—¿Quieres que hoy también te lleve?— le ofrecí, no iba a cumplir mi trato si me apartaba de ella.

En realidad quería hacer algo más pero suponía que ella tendría una de sus dichosas fiestas de los viernes.

—Por favor— aceptó esbozando una sonrisa y subió en la parte de atrás de la bicicleta. —Aunque la siguiente vez me toca conducir a mí.

—No lo creo, no quiero morir sin cumplir mi trato —Y comencé a andar, era un poco más tarde que las anteriores veces.

En esta ocasión sentía el recorrido más corto que antes.

—Gracias otra vez por traerme— comenzó a decir —y  si puedes podrías acompañarnos hoy en la noche, ya sabes, una fiesta... en casa de Roni

Tal vez mis pensamientos no habían cambiado por completo, dicen que cuando cambias tus pensamientos cambias tu destino. Creo que me sentía a salvo con el que tenia y no quería cambiarlo al ir a una de esas fiestas.

—No...Yo no voy a ese tipo de cosas, no es lo mío pero gracias.

—Tranquilo, yo tampoco sé bailar muy bien —bromeó, porque en realidad lo de saber bailar o no, no me preocupaba de hecho eso lo había aprendido gracias a mi madre, así que no era el problema.

El problema era que tendría que tratar con demasiada gente y sentirme incómodo.

—Sí , de eso estoy seguro —repuse para que no siguiera insistiendo.

—Muy gracioso Thomas, bueno entonces hasta mañana—, dijo despidiéndose con un gesto.

—Hasta mañana —dije imitándola.

Y emprendí en dirección de mi casa.

Al colocar la bicicleta en el patio de mi casa, sentí el intento de alguien de taparme los ojos por detrás. Odiaba que hicieran eso pero no me quedo más remedio que quedarme quieto porque sentía su mano suave y delgada. Era una chica.

—Basta, odio que hagan esto— exclame desesperado.

Entonces note que iba bajando sus manos de manera lenta lo cual me hizo desesperar aun más. Me volteé para ver de quien se trataba.

—Hola—saludo energética Stefany— Lo siento, solo quería sorprender.

De nuevo ella, esto solo quería significar que mi padre tenía socio nuevo.

—Sí y lo lograste—afirme.

—Genial— dijo sonriente

— ¿Viniste con tu padre?— pregunté, aunque yo ya sabía la respuesta.

—No, vine sola

¿Cuáles pueden ser los motivos por los cual una chica va a la casa de un chico, sola? Sin duda ninguno bueno para mí.

— ¿Ahh si? Entonces tu padre te envió algo para mi padre ¿no?— vacilé esperando una respuesta positiva.

—Bueno algo así.

Desde que inicio eso de ser tutor cada vez se sumaban más líos en mi vida.

— ¿Qué quieres decir?—Recargándome en el umbral de la puerta, puede sonar maleducado por no dejarla entrar pero si mi padre la veía se iba a escandalizar cualquier cosa con Stefany.

Primera Impresión ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora