But I don't really care how bad it hurts
When you broke me first
You broke me first
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Volkov ha despertado del coma, Gustabo se ha marchado de la ciudad, arrepentido y tratando de rehabilitarse.
El ex-agente del CNI ha regresado por orden de los...
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–¡VIEJOOOOOO!–
–¡PAPUUUUUU!–
Las voces de los dos agentes del FBI fueron escuchadas de aquí a Pekín por el tono de voz que habían utilizado, aturdiendo al pobre señor mayor que se encontraba haciendo papeleo en su oficina.
–¿Podríamos hacer una fiesta? Ya sabe, para reforzar los lazos entre la LSPD y la LSSD. Veo que hay muy mal rollo entre los dos departamentos.– Dijo el pelinegro menor mientras se sentaba sobre el escritorio de su padre.
–Sisisisi Conway, he estado hablando con Ford y me dice que la malla hace muchísimas gilipolleces y que hay muchos inconvenientes entre los Sheriff's y los Maderos.– El de cresta morada hizo un puchero mientras se sentaba al lado de Gustabo.
Conway esbozo una sonrisa que fue apenas perceptible para los dos jóvenes pues se sentía alegre y contento de que los dos chicos volvieran poco a poco a tener esa relación que era tan envidiada por la gente, ellos dos, contra el mundo.
–¿Y por qué pensáis que una puta fiesta solucionará todo?– Preguntó el de cabello cenizo cruzándose de brazos.
–Porque... Porque si tío, en las fiestas se lía la gente y resuelve. Además, hay mucha tensión sexual ¿No ve el caso de Ford y el crestitas aquí presente?– Jack soltó una risotada, así que todo esto era para que Horacio y Ford se pudieran liar a gusto. Joder, esos críos le dejarían con la cabeza hecha un lío.
–Vale, está bien. Habla tú con los Sheriff's que por lo que veo estás tienes más confianza con ellos y Gustabo, encárgate tu del LSPD.– Ante esto los dos menores saltaron exitosos y sonrientes, ya sólo quedaba lo más fácil, invitar a las personas y tratar de que todos aceptarán y obviamente, reservar el vanilla solo para los dos departamentos de la ciudad.
–¡Gusnaboooooo! ¡Lo logramos!– Le habló Horacio tomándolo por los hombros y sarandeandolo de un lado al otro.
–Eh, eh, carepinga me vas a hacer vomitar.– Ríeron los dos y salieron cada uno por su lado a iniciar la pedazo de fiesta que tenían en la cabeza los dos, está noche era para olvidar, pasarla bien y distraerse de los problemas que todos tenían.
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