десять

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Volkov dejó de tener contacto con Gustabo durante mucho meses, meses en los que para su fortuna había logrado entablar una relación estable con Horacio, si, con Horacio

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Volkov dejó de tener contacto con Gustabo durante mucho meses, meses en los que para su fortuna había logrado entablar una relación estable con Horacio, si, con Horacio.

Nadie sabía en donde estaba Gustabo a excepción del intendente pero, sinceramente a él de daba igual donde pudiese estar ese pelinegro que tantos problemas le daba, las pocas veces que se encontraba con él y mira que eran demasiado pocas podía notar su figura delgada, mucho más delgada de lo normal, haciéndole tomar una apariencia calaverica y también podía notar en su piel la cantidad de moretones que se cargaba.

–Super bombón, ¿Qué hace tan tarde en comisaría?– Escuchó la voz del encrestado.

Las cosas para ellos no habían sido fáciles, o por lo menos no tan fáciles como muchos creían. Horacio había estado en una relación abierta con Collins y Ford pero, a pesar de que al chico de cabello extravagante le gustaban las nuevas experiencias y lo más allegados al erotismo, aquello no fue particularmente de su agrado.

Debido a la ausencia de Gustabo durante esos diez meses Pérez fue quien se encargaba de ir a comisaría y al departamento de sherrifs del Norte y al encontrarse con los ojos grisáceos de Volkov a diario supo que no todo estaba tan muerto como él creía, que aún seguía sintiendo "eso" en el pecho cuando el intendente estaba cerca.

Viktor aún seguía siendo tan cerrado como antes con el tema de sus sentimientos o incluso se podría decir que más pero, eso para el joven de cresta no era un impedimento, más bien era un incentivo para motivarse a cautivar al ruso como hace años lo había hecho.

Horacio había vuelto a detestar a su hermano. Gustabo le había dejado solo nuevamente y él se sentía un estúpido por creer en ese manipulador de mierda que utilizaba a las personas como un juguete y después las desechaba y no contento con abandonarle de esa forma ni siquiera se había despedido, ni un adiós, ni un hasta pronto recibió por parte de quién decía ser su hermano, se sentía traicionado una vez más y ya no volvería a caer, claro que no.

–¿Horacio? ¿Qué haces aquí?– Respondió el ruso mientras posaba sus manos en la cintura del contrario.

–Pues, vi desde afuera la luz de tu despacho encendida y aproveché que había pasado por una cafetería para traerte algo de comer.– El menor de los dos dejó las bolsas a un lado y beso con delicadeza los labios de Viktor, siendo correspondido por este inmediatamente.

→You broke me first | VolkaboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora