Ambos se alejaron y sonrieron, juntando sus frentes, esperando unos pocos segundos para saber si en algún momento cualquiera de los dos despertaba de aquel sueño pero, nada... Seguían en la misma posición y sus respiraciones poco a poco se calmaban. Era mucho tiempo sin verse, sin escucharse, sin si quiera poder sentirse y eso a ambos les destrozó pero, también les dio tiempo para curar ciertas heridas que aunque ellos creían cicatrizadas no era así.
—¿Es real?— Preguntó él, acariciando los cabellos rubios con leves raíces negras desprendiendo de lo más alto de su cabeza, justo en la coronilla.
—No se, tú dime si sientes lo mismo que yo y te diré si lo es.— Los dos soltaron risas bajas, tocándose entre ellos, comprobando aún sin creerselo que eran ellos dos, ahí, juntos, amándose como hace muchísimos años lo habían hecho. Gustabo alzó su mirada, mirando fijamente los ojos grisáceos del soviético y perdiéndose en ellos. Todo iba tan bien que incluso ellos se sorprendían de que las cosas fuesen así después de tanto esperar pero, todo tenía un momento amargo y Viktor se dio cuenta de ello cuando por encima del hombro izquierdo de García vislumbró una silueta con unos ojos que parecían arder en llamas, mirándolo directamente a él aún estando a unos cuantos metros de distancia, corriendo a toda velocidad a por él y sabiendo lo que haría.
—Gus, separate un poco.— Le habló a su chico, el cual le miró confundido más sin embargo le hizo caso. —No es por nada malo.— Añadió segundos después al ver lo apagados que sus orbes se notaron, dolidos. El puñetazo en su rostro no tardó en llegar, girando su cara casi en total su totalidad y causándole un dolor bastante agudo debido a la fuerza con la que el militar le había dado.
—¡Jack!— Se escuchó gritar a una voz más aguda que desconocía por completo. ¿Quién era esa mujer de piel pálida y por qué parecía tener tanta confianza con el ex-superintendente? Bueno, en todo caso no debía ser de su importancia, a él solo le importaban esos ojos azules que le devolvían a la vida con solo mirarles. —Eso fue por haberle causado tanto daño a mi hijo y este.— Otro golpe en su mejilla contraria le hizo gruñir pero, lo acepto sin rechistar pues sabía que era merecido. —Por no haberte dado cuenta de lo mucho que te amaba mi niño.— El segundo golpe realmente le hizo desestabilizarse y su tabique parecía haberse lastimado pues, un hilo de sangre caía por su fosa nasal izquierda.
—¡Papá! ¡Déjale!— Su amado salió a su defensa, poniéndose enfrente suyo aún cuando él se merecía todo tipo de malos tratos por haber lastimado a su bebé en un pasado, se merecía todo lo malo de este mundo. Le daba igual que Conway le hubiese partido el tabique o desfigurado el rostro, solo quería permanecer con las manos suyas en la cintura delgada de su rubio favorito.
—Viktoria, este es el famoso Viktor Volkov.— El pelinegro le presentó con la chica mientras él por su parte ni siquiera se fijaba en eso, solo se escondía en el cuello del amor de su vida, deleitándose con el perfume que utilizaba. Había vuelto a utilizar ese perfume de siempre, aquel perfume que lo enloquecía. —Conway... ¿Puedo hablar con Gustabo? Quiero hacer las cosas bien esta vez.— Alzó su cabeza apoyando el mentón propio sobre el cabello claro ajeno, acariciando las caderas del menor con cuidado, sintiendo su tersa piel y deseando volver a recorrer aquella con sus manos como lo había hecho esa noche en el hospital. Esa noche que no se borraba de su cabeza porque aún podía recordar a Gustabo diciéndole que lo amaba con claridad, pidiendo su tacto con desespero.
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→You broke me first | Volkabo
De TodoBut I don't really care how bad it hurts When you broke me first You broke me first [•••] Volkov ha despertado del coma, Gustabo se ha marchado de la ciudad, arrepentido y tratando de rehabilitarse. El ex-agente del CNI ha regresado por orden de los...