двенадцать

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–V, se complicaron las cosas

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–V, se complicaron las cosas.– Escuchó por radio ¿Que mierda estaba pasando? Un escalofrío que se le hizo reconocido tomó lugar en todo su cuerpo, sus manos y piernas se sintieron débiles y su corazón empezó a palpitar más fuerte de lo que hubiese deseado que lo hiciese.

–¡Se lo dije! Voy para allá, resista.– Mencionó el soviético por aquel aparato que les comunicaba a ambos. La opresión en su pecho le impedía pensar con total claridad pero si había algo que tenía fijo era: Debía salvar a Gustabo, debía mantenerle con vida.

El silencio adornó aquella desoladora noche. A pesar de la situación en la que se encontraban los gritos de Gustabo no se escuchaban a la lejanía, ni muchísimo menos los insultos que aquel maleante le patrocinaba al rubio.

–¡G, responda! ¡Responda, coño!– Gritó alarmado y desesperado al no recibir ningún indicio de García en radio. Inexplicablemente una ira nació en su interior, destrozaria a cualquiera que fuese el imbécil que se atrevió a poner una mano encima de esa cabellera. Sonaba irónico pues, más de una vez él había sido quien le alzó la mano.

–Awwww, el príncipe ha venido a rescatar a su princesa.– Murmuró el encapuchado con sorna, se podía sentir la ira recorrer sus palabras en cada leve abrir y cerrar que sus labios daban pero, él no se quedaba atrás.

–¿Dónde coño está?– Preguntó fingiendo tranquilidad mientras hacía sonar su cuello entre movimientos bruscos, tratando de preparar su cuerpo para el lío a puñetazos que se venía.

–¿Quién? ¿El bombón al que me follare cuando esté atado a una puta silla? ¿El chiquillo al que haré mío una y otra vez sin dar importancia a sus gritos?– Se burló el contrario de su preocupación mientras rondaba en círculos por aquella seca tierra.

–Закрой свой гребаный рот. (Cierra la maldita boca de mierda que tienes.)– Gruñó mientras sacaba la navaja de combate que siempre cargaban los policías de alto rango en su bota, se apoderó del mango de la misma y la empuñó de tal manera que se le hiciese fácil de manipular, sintiéndola fluir en el aire con naturalidad, el filo de aquella herramienta y él eran uno solo.

→You broke me first | VolkaboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora