1. Conociendo a mis colegas

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- ¡Si, Si señor director, le prometo que no se arrepentirá de haberme elegido!

Colgaste tu Hellphone y saltaste de alegría: Te había llamado el mismísimo director de Babylus, Lord Sullivan, para trabajar con él. No te especifico en qué, pero el simple hecho de trabajar en la academia en la que estuvo el Rey Demonio ya era algo de lo que estar orgullosa.

Pero había un problema: Tu poderosísimo poder de súcubo que encandilaba a cualquier demonio con el que te cruces, debías tener mucho cuidado con él. Solo al ver tus ojos directamente cualquier hombre ya quedaba totalmente enamorado de ti y cumplía cualquiera de tus caprichos. Es un poder innato de tu familia: Seducción. Tan poderosa resultaste que una de las 13 coronas: Amaryllis Azmodeus, una de las demonios más poderosas del inframundo, te llevo como aprendiz y gracias a eso alcanzaste el rango de Chet (8).

Pero tú no querías ser solo una súcubo, ¡No señor! Tu querías que reconocieran tu gran intelecto, así que estudiaste medicina demoniaca y tienes un flamante título de doctora también! Pero la mayoría solo te reconocían por el poder de tu familia....

Si bien tu poder innato de línea de sangre te hacían una demonio poderosa no estabas muy orgullosa de él, ya que nunca sabias cuando alguien tenía un sentimiento sincero por ti. Era más un problema que una bendición, muchos en tu familia se han llegado a arrancar los ojos para verse libres de ese poder. Es por eso que nunca salías de casa sin tus lentes especiales que ocultan tu presencia de los demás y además impedía que te vean directamente a los ojos. Aun así, como cualquier otra chica, soñabas con el día en que pudieras conocer al amor de tu vida, tu madre te había dicho "solo el verdadero amor es inmune a nuestro poder de línea de sangre, así que si un demonio no cae en tu encanto en cuanto lo veas a los ojos ese demonio es tu amor destinado... así conocí a tu padre!"

Pero hasta ahora demonio que veías a los ojos demonio que se volvía un total idiota enamorado... ya te estabas resignando cada vez más a jamás encontrar el amor verdadero...

Al día siguiente te vestiste con tus mejores ropas, te colocaste los lentes, que eran lo único que te permitía caminar tranquila por la calle, desplegaste tus alas de demonio y emprendiste vuelo a la institución educativa.

Llegaste a la academia y aterrizaste en la puerta de entrada, en verdad era imponente el lugar, tragaste saliva algo nerviosa y te atreviste a entrar, el lugar era muy amplio tenías miedo de perderte pero una persona llamo tu atención:

- ¿Señorita ____?- te llamo una persona que no supiste decir su sexo, era delgado, vestido elegantemente, tenía cabello largo, rojizo, recogido en una trenza, tenía 2 orejas de gato que movía alegremente al verte aunque su rostro no demostrara expresión alguna. Había que reconocer que era muy apuesto, pero era un tanto... desconcertante.

- Sí, soy yo...

- Me llamo Opera, soy el sirviente del señor Sullyvan, me ha enviado a buscarla para llevarla a su oficina.

- Oh que bien, temía perderme.

- Sígame por favor.- Seguiste al sirviente que dirigentemente te guio hasta el lugar. Mientras lo hacía se giraba de vez en cuando hacia atrás y veía que lo siguieras. Al llegar golpeo dos veces y abrió las puertas de la oficina dejando ver al director que estaba hundido en un mar de papeles que firmar y vio en ti una oportunidad de abandonarlos

- ¡Querida _____! – se paró para estrechar tu mano.- ¡Qué bueno verte, bienvenida a Babylus!

- Muchas gracias señor Director, es un honor que me haya convocado- dijiste haciendo una leve reverencia.- Me ha dicho que necesita que suplante a alguien...

Amor en BabylusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora