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La cena de aquella noche fue desgastante.

Lily no se había recuperado de la escena desagradable con su nieto.

El modo como miraba ansiosa de Harry hacia Pansy revelaba que ella percibía que la paz entre su hijo y su nuera estaba por los pelos.

¿Estaría ella preguntándose el por qué?, Pansy pensó, creyendo que no, pues sería muy difícil que Lily admitiera fallos en los miembros de su maravillosa familia.

Hasta Ginevra estaba extrañamente callada.

Pasó la mayor parte de la cena perdida en sus pensamientos.

Culpó al cansancio provocado por la diferencia de horario, cuando Lily quiso saber si ella estaba bien.

Sin embargo, hizo un esfuerzo por conversar educadamente con Pansy.

—Supe que estuviste trabajando con Malfoy & Nott en Londres.

Pansy deseó mandarla a el infierno, pero sonrió.

—Trabajé, sí. Como ya había sido secretaria jurídica, fue bueno volver al mismo trabajo.

—Tu conocimiento de los idiomas debe haber sido muy útil para una firma que es especializada en leyes europeas —comentó Ginevra en tono benevolente—.

¿Nosotros ya utilizamos los servicios de ellos, Harry?

Harry se endureció casi imperceptiblemente, pero Pansy lo notó.

—No que yo me acuerde —respondió él.

—Eso es extraño —habló Ginevra, frunciendo la frente—.

Estoy segura de que los conozco.

¿Draco Nott es un de los socios, no es así?

—No. Theodore Nott y Draco Malfoy —corrigió Pansy, sintiendo la mirada de Harry traspasarla como una aguja, cuando ella pronunció el nombre de Draco.

—Ah, yo me equivoque—dijo Ginevra—.

Vas a añorar del trabajo, imagino.

Sé que a mí no me gustaría volver a no hacer nada.

—Necesito trabajar —anunció Harry, levantándose bruscamente—.

Ginny, sería bueno que veamos juntos algunos papeles, antes que te acuestes, si no estuvieras demasiado cansada.

—Estoy bien —respondió ella.

Harry ya salía del comedor.

Ella lo siguió inmediatamente después, y Pansy intentó animar a la pobre Lily conversando cosas triviales, hasta que también pudo retirarse a el refugio relativamente seguro de su cuarto.

Cuando finalmente se acostó, estaba más que lista para desconectar la mente y dormir.

Pero Harry entró en el cuarto algunos minutos después, y eso era la última cosa que ella necesitaba.

Suponiendo que él iba a acostarse, continuó con los ojos cerrados, fingiendo que dormía.

Cuando él le tocó suavemente el rostro, segundos después, ella abrió los ojos, sorprendida.

Harry estaba inclinado sobre ella.

—Surgió un imprevisto —informó él—.

Necesito ir a mi oficina en Nápoles, donde me quedaré algunas horas.

—¿Solo? —preguntó ella sin querer.

—Solo, sí —respondió con dureza—. ¡Si no tienes cuidado, Pansy, tu desconfianza va a comerte viva!

La VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora