Capítulo 21

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>3< Actualización >3<

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El niño estaba durmiendo, parecía que eso era lo único que hacía la mayor parte del tiempo; solo dormir, comer y echarse a llorar de vez en cuando si no iba por ahí, sin embargo la niñera decía que era alguien tranquilo y bien portado. Tenía la impresión de que le gustaba mucho cuidarlo, parecía una idea muy fácil si lo pensaba de esa manera o si trataba de verlo como ella, pero no era el tipo de trabajo para alguien como Kei. No estaba hecho para eso, no era bueno para él, porque tenía que enfocarse en su carrera, aunque a veces tenía curiosidad.

Se acercó un poco más, más y más cerca, y lo descubrió durmiendo tranquilamente. Tenía una carita adorable y bonita. Antes pensaba que podría tratar de hacerlo, que podría ocuparse de él, era suyo al final de cuentas ¿No? Y era lo que los padres hacían. Al menos había pasado por su cabeza, pero nunca tuvo idea de lo que debería pensar de él. Nunca hubo sentimientos muy agradables desde que supo que estaba creciendo dentro de su cuerpo, esa criatura le hacía pensar en cosas que no quería, le hacía sentir feo y vergonzoso, que recordara un momento demasiado amargo y duro, que doliera y que tuviera miedo, mucho miedo. Representaba todo lo que no quería, todo lo que había perdido debido a su existencia, dolor, confusión, angustia y despertó en él un inevitable rechazo.

Deseó por tanto tiempo que su existencia fuera una mentira, lo culpó, trató de rechazarlo y estuvo seguro de que nunca podría llegar a quererlo, porque nunca lo hizo en realidad, porque era extraño, demasiado irreal y lo había arruinado todo. Pero a veces pensaba que era un niño muy bonito y dulce, que esa nariz pequeña era adorable, que sus labios tenían un color tan lleno de vida como sus mejillas, pensaba que olía bien y que era muy cálido, y algunas veces le gustaba visitarlo cuando nadie más estaba mirando...y darse cuenta de lo mucho que había crecido en estos dos años.

Porque su Mitsuki había pasado por mucho por su culpa, pero estaba creciendo muy saludable ahora. Su madre tenía razón, la niñera estaba haciendo un muy buen trabajo, estaba muy bien capacitada y entendía todas sus necesidades, a diferencia de alguien tan incompetente e ignorante como Kei. Podía verlo y también se había dado cuenta de que mientras más distante fuera, mejor sería para ese pequeño niño. No tenía derecho a acercarse a él de todos modos, no después de cómo lo despreció, no merecía tocarlo.

Se acercó a la ventana y comprobó que estuviera bien cerrada, arregló las cortinas cuidadosamente y tomó un animal de felpa que después colocó junto al pequeño. También tiró cuidadosamente de la manta para él, sin embargo no se atrevió a tocarlo, incluso si parte de él se sintió impulsado a buscar un poco de ese calor, a tratar se sentir un poco del latido de ese pequeño corazón. No pudo hacerlo, no sintió que tuviera derecho, no pensó que lo mereciera, que alguien como él lo hiciera y abandonó la habitación con un sentimiento agridulce; sin ser capaz de decir una sola palabra.

Se apoyó una mano contra el pecho. Era lo mejor para todos. Eso estaba bien. No había nada que pudiera hacer por él de todos modos, no sería de ayuda, no podía cuidarlo o ayudarlo en nada. Era mejor de esta manera. A demás Tsukishima tenía cosas más importantes que hacer ¿No? Cuidar de su carrera era lo primordial y Kuroo. Su madre dijo que necesitaba tener cuidado especial con él, dijo que no podía perder el tiempo con un niño pequeño y tal vez tenía razón ¿Verdad? Ella solo estaba tratando de que lo hiciera bien, de guiarlo para que pudiera alcanzar todos sus objetivos y sueños.

Su madre sabía qué hacer, era una mujer con mucha experiencia y conocimientos, Tsukishima siempre se maravillaba cada vez que la veía. Era increíble y estaba seguro de que tenía razón, de que debía escucharla. Era ese su deber como su hijo.

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