Capítulo 6

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>3< Actualización >3<

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La noche cantaba con una melodía tranquila, la brisa corría desde la distancia en un susurro suave y travieso agitando su cabello y el aroma de la lejana ciudad que se alzaba en millones de luces de colores rugientes desde la distancia. Cómo si vibraran y latieran al ritmo de sus corazones, como si estuvieran diciéndoles que lo eran todo en este inmenso mundo multicolor.

— ¿En qué estás pensando? — Akaashi apretó la aún fría soda entre sus manos y giró la cabeza para mirar a Kuroo, esos ojos brillaban tanto como la ciudad, como las millones de estrellas en el firmamento, como la inmensa luna de plata...brillaban solo para él, brillaban solo por él — ¿Pasa algo?

— No...solo...— sonrió, trataba de ser discreto, pero siempre terminaba delatándose frente a Kuroo. Sus pobres defensas no servían de nada contra la fuerza de sus emociones — Pensaba que es una buena noche...— volvió a apretar la soda entre sus manos — Todavía estoy un poco sorprendido por esto...sé que estás ocupado y que es difícil para ti, no esperaba que fueras a buscarme...ni siquiera llamaste y...

— Me moría de ganas de verte — susurró Kuroo cortando sus palabras y Akaashi se mordió el labio inferior. Él también, maldita sea, no importaba cuan fuerte trataba de ser o cuánto trataba de engañarse a sí mismo, su mente y su corazón estaban con Kuroo, en cada latido y suspiro de anhelo — Creía que podría volverme loco en cualquier momento si no te veía — el moreno tomó la gaseosa de las manos de moreno y la llevó hasta la parte superior del auto contra el que estaban recargados, dónde los restos de lo que fue su sencilla cena perduraba y le acunó el rostro con ternura — Ya no podía soportarlo más...mi amor, no soy un hombre fuerte.

Akaashi se mordió el labio inferior y tomó la mano que Kuroo le ofreció, la música de la radio llenaba un silencio en el que sus corazones gritaban, sus emociones bailaron al ritmo del balanceo de sus cuerpos entrelazados, vibraron y se agitaron en medio de cada sonrisa cómplice, de cada dulce mirada coqueta, de la timidez del batir de las pestañas del moreno menor y la sonrisa alegre del más alto; esa tan traviesa, tan juguetona y atrayente que le robaban el corazón.

En momentos como este era intensamente feliz, pero también dolía.

Akaashi no quería ser egoísta, quería ser más consciente de esta situación, de que no tenía derecho a exigir nada, pero tal vez tampoco era tan fuerte. Era codicioso. Quería tener todo de este hombre, su atención, su corazón, su tiempo, cada uno de sus pensamientos, cada instante de su vida, todo.

A veces sentía que lo amaba tanto que no podía soportarlo, que ese era su más precioso dolor.

— Te ves pálido, tal vez debiste haberte quedado a descansar — Kuroo negó con la cabeza, sin embargo no podía ocultar el rastro de cansancio de su rostro solo con esa sonrisa encantadora. Akaashi lo veía bien, lo conocía demasiado — ¿Ha sido difícil para ti?

— ¿Me creerías si te dijera que ahora todo es perfecto?

— ¿Puedes ser más serio?

Kuroo lo besó repentinamente. Estaba siendo serio, Akaashi hacía que todo estuviera bien en el mundo...porque él era todo lo que estaba bien en este mundo.

— Ha sido difícil, sí — le apretó la cintura, sus piernas no habían dejado de balancearse al ritmo de esa lenta canción. Akaashi le apoyó la cabeza contra el hombro, su mano apretó a la suya. De verdad, de verdad no había nada mejor que esto — Estamos en un momento crucial para la presentación de esta colección, pero hay algunos puntos que están haciendo esto más complicado...Kenma puede ser alguien difícil a veces, no está tan satisfecho como habría querido con la persona que elegimos...hace todo lo que puede, pero está afectando su ritmo de trabajo y si eso ocurre es un problema para todos.

Quédate ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora