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─La película me asusto demasiado ─respondió de igual forma─ ¿y tu por cuál razón no puedes dormir?
Buscaba las palabras correctas─Solo...tengo varios pensamientos en mi cabeza, es todo.
─¿Y...se puede saber cuales son esos pensamientos?
─Quisiera no hablar de eso ─se dio vuelta─, buenas noches.
─Descansa.
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La hermana mayor de la familia Mcgonagall fue la primera en despertar, como siempre era muy madrugadora. La joven despertó a la melliza unos segundos y le pidió permiso para ir al baño a ducharse.
Se puso una simple remera Blanca y arriba un buzo verde oscuro, una calza negra y sus zapatillas Vans.
Se dirigió a la habitación y para su sorpresa todos estaban despiertos, ni se molestaron en cambiarse ya que durmieron con la ropa que utilizaron ayer.
Bajaron directo hacía la cocina para desayunar, los padres de Mika y Miles aún no regresaban de trabajar.
─¿Qué vamos a desayunar? ─las dos hermanas Skovgaard preguntaron al mismo tiempo─.
─Yo me encargó de eso ─respondió Mika, mientras abría las gavetas de las alacenas─haré Avena, con frutos rojos, nueces y banana.
─Suena bien ─opinó su mellizo, el otro miembro del equipo estaba bastante callado─.
Charlaban de cualquier tema al azar que ni se dieron cuenta de el tiempo que había transcurrido.
─Oigan coman rápido ─apuro Danna, ya que miro el reloj─, se nos va a hacer tarde y no quisiera llegar tarde mi primer día.
─Miles teletransportanos ahora ─el chico habló con tono autoritario, algo que desconcertó al resto─.
Miles lo miro incrédulo─Uh si, por suerte mi poder funciona a la perfección ─dijo en tono sarcástico- No Bose, no puedo.
─Bueno ─la menor agarro las mochilas de sus compañeros y se las entrego a cada uno─, tendremos que correr.
Los cinco adolescentes salieron disparando hacia la escuela de super dotados. Los padres de Miles y Mika bajaban del auto, apenas los saludaron y siguieron el paso a los demás que estaban adelantados. A paso lento, llegaron a la colina más alta de Swellview y con eso, a la Academia.
─Por fin llegamos ─exclamo una Mika muy agitada─nunca he corrido tanto en mi vida.
─Bien ya paso ─no le tomo interés─, ¿de que creen que será la clase de hoy? ─consulto en general─.
─Y te haces llamar cerebro, pero parece que es lo único que no tienes ─dijo la que crea rayos rojos─. Mentir, es bastante obvio.
─¿Mentir? ¿Qué clase de persona no sabe mentir?. La primera mentira que dije fue a los cuatro años, y era sobre que no quería más galletas de naranja, ¡Claro que quería más galletas!
─Si, pero el trio de bobos les tienen que dar una excusa a sus padres. Yo no tengo porque darle una excusa a la señora Plomer, es una anciana de 60 años, solo le digo que salgo y ya.
─Si esta es mi primera clase ni siquiera me hubiera molestado en venir, pero quedaría mal con Ray ─se sentó en la nueva silla que construyó Schwoz en la "escuela", que por cierto era de color verde─.
Momentos más tarde llego Ray, era el que nos iba a dictar la clase. Los cuatro se sorprendieron cuando les iba a mostrar sus armas que usa para combatir el crimen y como usarlas. Pero lastima por ellos, porque sonó la alarma de emergencias, significaba que había disturbios en la ciudad.
La nueva integrante agradecía infinitamente a su abuela por hacerla entrenar horas y horas para combatir, no creería que le fuera a ir mal.
El enano científico le entregó su nuevo bote con chicles, que eran del mismo color que la silla de abajo. Según el, un villano llamado "El Niñote " obligaría a los residentes de un orfanato a robar un banco del pueblo.
Abandonaron el Nido y fueron al lugar donde se estaba operando todo.
─Detente Niñote ─grito Capitán Man─no le puedes hacer esto a unos pobres niños ─el líder no podía creer lo cruel que podían llegar a ser─.
─Claro que puedo y nadie me detendra ─dio una de esas típicas risas de hombres malvados sin gracia, al terminar poso su vista en la desconocida─ ¿quien rayos es ella?
La nueva ni siquiera responde, se hizoinvisible y lo golpeó en la nuca, provocando un desmayo del contrincante. Para ser un adulto con aspecto de bebé, es bastante insoportable. El resto pelea con sus secuaces, hasta que caen todos rendidos, con distintos golpes en todos sus cuerpos. Los ataron y encapucharon, se los entregaron a los policías, los superhéroes liberaron a los niños y fueron a llevarlos a su hogar. Al terminar con sus mandados, fueron a la Academia.
─Me duele todo el cuerpo ─se quejo Celestina ─, quiero ir a casa y dormir toda la semana.
Todos resongaron en respuesta, dando a entender que se sentian de la misma forma.
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