El despertador no sonó. Agradecí que este semestre no entraba tan temprano. El celular estaba lleno de mensajes de mis amigos, incluyendo fotos demasiado extrañas y sin sentido; era nuestra manera de demostrarnos el cariño.
Rodrigo mando al chat grupal una foto molestando a Adonis en ingeniería, junto con Darío y Matías. Teníamos suerte de que los campus de cada carrera se conectaban.
Hestía: los veo en cafetería, besos.
Bloquee el celular, dejándolo sobre mi cama. Fui al baño a lavarme la cara. Me distraje un rato con mi reflejo, buscando alguna espinilla, pero las pecas no ayudaban mucho. Termine por hacerme un chongo caído ligeramente despeinado.
-Aquí vamos.
Salí del baño revisando si había alguien alrededor, para escabullirme de regreso a mi habitación. Tome unos pantalones de mezclilla tiro alto, junto con una camisa manga larga de tono lila, un saco negro y mis bonites negros con tacón bajo, termine de arreglarme en el tocador. A decir verdad, estaba muy nerviosa. Él me ponía nerviosa.
-Perséfone, vamos. Es solo un chico, ya te acostaste con él. Haz como si solo fuera poca cosa y ya- dije para tranquilizarme.
El timbre de mi celular se escuchó, conteste la llamada.
-¿Diga?
-Percy, no tendremos la clase de las once, el profesor tiene una emergencia. Nos vemos a las tres.
-Gracias Vanessa.
Colgó.
Deje el saco junto con mi maletín, cambie mi blusa por una camiseta negra con letras saliendo de un libro. Tome mi celular y la mochila de los patines, eran las 10:20 según el reloj de mi cuarto. Camine hasta la cocina, tomando un jugo de manzana y un puñado de uvas verdes del refrigerador. Programe la alarma de mi celular a las 1:20. Guarde el jugo en la mochila, mientras me comía las uvas, camine a la entrada para tomar mis llaves y el taser que me dejaron mis hermanos. Tome dirección al parque.
Era uno de mis escapes; cuando me siento decaída o nerviosa, o mis pensamientos están cruzados, el parque es mi salvación. Llegue sin darme cuenta del tiempo. Me senté en una banca para cambiar mis zapatos por los patines blancos de dos hileras con agujetas negras. Guarde mis zapatos en la mochila antes de colgármela, junto con mi teléfono. Tome velocidad recorriendo la banqueta que lo rodeaba, dando varias vueltas antes de entrar al área de patinaje. Comencé con pequeños giros con cambios de dirección, antes de entrar a pasos de coreografía al ritmo de "Cello Suite No. 1 in G major" de Bach. Mezcle algunos gestos de ballet y danza contemporánea que vi en recitales de Vanessa. Hice un salto sencillo aterrizando un poco mal, pero no para tocar el suelo. Volví a los pasos pequeños de baile, antes de volver a intentarlo. Lo conseguí al quinto intento, cayendo en posición de ángel. Gire hasta tener el pie en el suelo, terminando así mi intento de programa.
-Vaya, no sabía que eras buena en esto –se escuchó una voz detrás de mí.
Gire, y lo vi. Demian. Tenía una camiseta de tirantes deportiva, un short y unas calcetas con el estampado de spiderman.
-¿Desde qué momento me estas acosando? –dije al acercarme.
-Desde que empezaste a hacer esto –realizo movimientos de manos. –Pensé que te estaba dando un ataque y vine a ver que no murieras.
Me reí para mis adentros.
-Cómo puedes observar, estoy perfectamente bien. Si me disculpas, seguiré con mis asuntos.
-¿Te importa si miro?
-A decir verdad, sí.
-Vaya, alguien está molesta.
ESTÁS LEYENDO
ESTACIONES
Teen FictionAl ser la menor de cuatro hermanos, y sufrir por un corazón roto, la vida de Perséfone cambió. Formó una fortaleza en la cual no se permitía volver a caer en los enredos del amor, pero en su cumpleaños veinte, comenzo a desvanecerse la barrera. Un p...