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-¿Harán la proyección? ¿Cuál verán? Si es una de ciencia ficción y no me han invitado, no me vuelvo a aparecer en tu vida, Perséfone –dijo Adonis en modo diva.

-Ya dijimos que lo sentimos –respondimos Matías, Rodrigo y yo.

-Tranquilo, sexy. Veremos un musical. Para Halloween, te toca escoger la película, o películas –dijo Dalila tratando de coquetear.

-Quieta, gata –dijo Catalina. Era el modo de controlar a Dalila.

-Trato.

-Por cierto, chicos, ¿Qué tal la cruda? –pregunto Vanessa.

-Bien, nos quedamos en el departamento de Matías. Sobrevivimos y amanecimos todos vestidos –dijo Rodrigo.

-Nos dio su remedio mágico, y logramos terminar el proyecto de arquitectura –dijo Darío.

-Le debemos la vida, aunque tal vez mañana lleguemos con lentes de sol. Iremos a casa de un amigo de Rodrigo –dijo Matías.

-Por cierto, ya tenemos que irnos. Esta vez yo conduzco –dijo Darío. -Nos vemos chicas.

-No tomen más que yo –dijo Rodrigo.

-Nos vemos mañana –dijo Adonis.

-Adiós –finalizo Matías.

Nos despedimos con la mano antes de colgar. Deje la computadora sobre la cama antes de salir del cuarto. Dalila nos hizo señales de subirnos a su coche. Nos subimos y arranco con velocidad.

-¿Prefieren de mantequilla? ¿O enchilosas? –dijo Vanessa enseñando dos tipos de palomitas para microondas.

-Yo digo que ambas, de todos modos las mezclaremos –dijo Dalila.

-Yo solo quiero mis papitas de siempre y cerveza de raíz –agrego Catalina.

-Decidanse pronto, que quiero llegar a la dulcería –agregue.

Las chicas paseaban por todo el pasillo del supermercado donde se encontraban las botanas y las sodas. Vanessa y Catalina dejaron en el carrito varios paquetes de palomitas, algunas papas fritas de paquetes grandes, algunas latas de cerveza de raíz, sodas de sangría y Dalila agrego varias botellas de cerveza. Las tres le lanzamos miradas de desaprobación.

-¿Qué? Nada mejor para una cruda que la cerveza fría y comida grasosa.

-No invitamos a los chicos, hoy nos toca con Perséfone –dijo Vanessa.

-Rayos, me conformare con tus hermanos.

-Si no te quisiera tanto, te llevábamos al desierto y dejaríamos que te regreses caminando –dijo Catalina- y tienes suerte que está relativamente cercas.

-Okay Okay, mensaje recibido –alzo las manos.

Terminamos de agarrar todas las botanas y bebidas que quisimos.

-Adelántense, iré a ver algo –dijo Vanessa nerviosa antes de girarse y perderse cercas de la sección de panadería.

Caminamos hasta el pasillo de las velas, para ponerlas en las mesitas y lograr un efecto relajante con su iluminación, además de los maravillosos olores. Vanessa siempre los escoge, así que necesitamos esperarla. Existen de diferentes tamaños, formas y olores, incluso los inciensos.

Regreso paralizada, sus mejillas adquirieron un ligero tono rosado, teniendo en sus manos un frappé.

-¿Todo está bien? –pregunto Dalila.

-S-s-sí, ¿escojo sus velas?

No quisimos indagar, ella no es de las personas que expresen sus sentimientos. Reviso cada estante a detalle, olfateo y observo cada vela con extremo cuidado

ESTACIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora