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Quitó su mano, no quería que lo hiciera. El lo notó.

¿Por qué no quería?

-¿Como te sientes? -pregunto como curiosidad.

-La ansiedad se fue. Gracias.

Permanecimos en un silencio incómodo. Me tiré en el césped, mirando hacia las estrellas que se alcanzaban a ver. Eran pocas, pero, me hacían sentir tranquila.

-¿Te gustan las estrellas? -pregunte.

-Nunca las he apreciado.

-¿Nunca haz levantado la vista y contemplas el cielo?

-No. Se que están ahí cada noche, ¿para que me detengo a verlas?

-Insensible -murmuré.

-Repítelo -su tono se volvió serio.

-Insensible.

-¿Yo insensible? Lo dice la chica que despertó en mi cama hace unos días diciendo que hiciera como si nada y le devolví su ropa interior días después.

-Pervertido -me senté.

-Pervertido, ¿yo? ¿Quieres hablar de lo que hicimos esa noche? ¿Quieres saber lo que realmente hicimos esa noche?

-Cállate, esa noche no existió para mi.

Carajo, no medí mis palabras. No quería decir eso, me gano la furia.

-Cielos, Perséfone. Para ser una chica linda, eres más cruel que un romano.

-¿Me llamaste cruel?

-Y lo reafirmó.

El impulso de salir corriendo comenzó a llegar.

-¿Sabes que es realmente cruel? Que se aprovechen de alguien estando en un estado intoxicado por alcohol, eso es realmente cruel.

-¿Insinúas que me sobrepase contigo esa ocasión?

-Y lo reafirmo -me volvi seria.

-¿Realmente no recuerdas nada?

-No.

-Mierda, Perséfone.

-Deja de decir mi nombre después de una grosería.

-¿La dulce Perséfone ya se molesto?

-Deja de decirme "dulce Perséfone".

-No lo haré.

Se inclinó frente a mi.

-Ven conmigo -me dio su mano.

La aparte, golpeándola con el dorso de mi mano.

-Por favor, te explicaré todo de esa noche.

-Quiero dejar esa noche en el pasado, si no te importa.

Lo mire de reojo. Su mirada, era distinta. Mis palabras lo lastimaron.

-Es tarde, y mañana hay escuela. Regresare adentro, buenas noches, Demian -comencé a levantarme, el me ayudo.

-Un día me dejarás explicarte esa noche, lo prometo.

-No pasará.

Comenzó a caminar viendo el cielo, con su dedo índice apuntándolo. Dio media vuelta, alzando la mano.

-Juro ante esa estrella que, Perséfone conocerá la verdad. De hoy en adelante, esa será nuestra estrella.

-Solo en tus sueños, Demian DiMaggio.

ESTACIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora