El ambiente del lugar, era desagradable. Cada rincón tenia una mesa alta llena de gente borracha bailando sin ir a la pista. Las pocas personas que se encontraban en la misma, no hacían mucho, y las miradas eran penetrantes, sin saber de donde venían. Me sentía incómoda.
-Señorita, el caballero de la barra le manda este shot -dijo el camarero señalando a un chico.
Sonreí como agradecimiento. Espere a que el mesero se fuera para tirarlo en un vaso vacío.
-Perséfone, ¿por qué no te lo tomaste? -pregunto Vanessa arrastrando las palabras.
-Vivo en Latinoamérica.
-Pero, es un trago gratis.
-Cuando captes las intenciones del chico, entenderás. Iré a la pista -me levante tomando de la mano a Leandro.
Llegamos al centro, esquivando las pocas personas que se encontraban bailando. El olor a alcohol era asfixiante, la música ensordecedora y la sensación de ser una presa me inquietaba.
-Relájate, vienes a divertirte -dijo Leandro haciéndome girar.
El es mi medio hermano, al igual que los gemelos. Yo soy fruto de un amorío de mi padre, mientras seguía casado con la madre de los chicos. Leandro y yo casi compartimos la misma edad, el me gana por un par de meses. El es un chico dulce, sensible y muy inteligente, aunque aparenta ser alguien a quien no le importe el futuro. Salió del closet a los dieciséis años, después de que lo encontraran acorralado por un chico del equipo de béisbol de la secundaria. El fue el primer amor de mi hermano, y el primer corazón roto de el. No quiero profundizar en las heridas de el, solo dire que es alguien diferente a cómo el mundo lo ve.
-Sabes que me incomoda que me manden tragos. Me ven como una presa.
Tomo de mi mano y me giro. Comenzamos a bailar música de los 2000, dejando ir nuestras tensiones. Al bailar, sentía una carga menos en mi, con estudiar una carrera que requiere el 80% de mi mente, el desastre del sábado fue la gota que colmó el vaso. Normalmente son seria y no conversó mucho con mis amigos. Solo que, mi inmadurez salió a flote después de lo sucedido, como si mi yo de 16 años hubiera vuelto. Y eso me molestaba, no quería volver a tener las emociones de ese entonces, ni los sentimientos que tuve con Hugo, mi exnovio. El maldito que destruyó todo mi ser; el que se aprovechó de mi; el que sigue libre sin pagar las consecuencias de sus actos. Pero le agradezco a ese imbecil, estudio derecho por el.
-Tierra llamando a Persefone. ¿En donde tienes tu cabeza esta noche?
-Recuerdo amargos.
-Nada que un poco de alcohol te lo quite. Vamos.
Me llevo a la barra, pidiendo un trago por mi. Ya tenía un par de tragos en mi sistema, pero, seguía pensando en Matías y Demian, ¿por qué me dijo eso?
-Perséfone, no estes de mala copa.
-¿Lo estoy?
Asintió. Un ruido de una sirena nos alertó. Se apagaron las luces y las pantallas. Una de ellas permaneció en blanco unos segundo, y salieron unas letras negras con rojo: rally 2020. Y comenzó un video de los eventos, fiestas y premiaciones
La presidenta subío a la cabina del dj.
-Buenas noches a todos, bienvenidos a la fiesta rompehielo de la facultad de derecho. Como saben, el rally esta a un mes, así que, queremos comenzar con la publicidad. Son seis equipos; romanos.
Un grito de guerra se escuchó.
-El siguiente, son IusDrunk.
Unos aplausos de escucharon.
-De este lado, tenemos a búhos.
Un sonido similar a ave se escuchó.
-Tambien tenemos a lobeznos.
Esta demás decir que unos aullidos llenaron el antro.
-No olvidemos a los catedráticos.
Gritos se escucharon.
-Y a los tres veces campeones, a los kelsenianos.
Tres chicos se subieron a quitarse las camisetas, para hacer poses. Cargaron a la presidenta y la bajaron.
-Estos son los equipos registrados para el rally, elijan bien a su favorito si desean participar. Una vez dentro, no pueden cambiar. Sigan disfrutando la noche, y bienvenidos los de nuevo ingreso.
Gritos y aplausos se escucharon. El lugar camino por completo. Me tome el trago que me dio mi hermano. Revise la hora, eran casi las tres.
-Ya me quiero ir, es muy tarde -le dije a mi hermano arrastrando las palabras.
-Vamos por las chicas, no quiero que se queden aquí.
Las vimos al llegar a la mesa, Dalila estaba con un chico y Vanessa estaba disgustada. Cuando me vio acercarme, movió sus labios pidiendo ayuda.
-Dalila, es hora de irnos -dije seca.
-Me iré con el -dijo arrastrando las palabras.
Era un chico alto, caucásico. Tomo a mi amiga por la cintura poniendo su cabeza cercas de su cuello. Sus intenciones, eran claras.
-No me obligues a cargarte. Vámonos.
-Déjala, no se quiere ir con ustedes -dijo el chico dándole un trago a su cerveza.
Jale a Dalila por el brazo, para apartarla un poco.
-Dalila, no dejare que te vayas con el. Te ve como un trozo de carne.
-Que me vea como quiera, no dejare que se me escape -trato de avanzar, pero la detuve.
-Cuando te despiertes en la mañana y te des cuenta de que no está, no vengas a llorar conmigo. No lo conoces, ¿y si te toma fotos? ¿O videos? Hasta te puede embarazar o pegar alguna enfermedad.
-Perséfone, yo se lo que hago. No es mi culpa que tu ex novio te haya drogado para ganar una apuesta de ver quien te quitaba la virginidad primero, y haya compartido las fotos. Yo no soy tu.
Le di una cachetada. Personas voltearon a vernos. Dalila se quejó.
-No me vuelvas a dirigir la palabra.
Tome mi bolso de la mesa.
-Es toda tuya -le dije al chico.
Agarre a Leandro y Vanessa de los antebrazos para irnos a la salida. Al ver las luces de las calles, comencé a llorar. Me convertí en un remolino de sentimientos. Leandro me abrazo camino al carro.
-Vanessa, conduce tu -dijo mi hermano mostrándole las llaves.
Asintió tomándolas. Me subieron a la parte de atrás para acostarme, sacaron de la cajuela una cobija para taparme. Agradecí a los dioses tener a este par en mi vida. Eran los que me quedaba de mi círculo de amigos y familiares muy cercanos.
Sentí movimiento, el cual comenzó a arrullarme. En mis sueños vi imágenes rojas de nuevo, y luego blancas. Como si fuera una comparación de dos situaciones. En una, estaba Hugo, en la otra, una persona diferente. El miedo comenzó a llegar. Veía a mi cuerpo inconsciente, ambos aprovechándose de la situación.
-¡Despierta! -grite.
Abrí los ojos. Estaba en mi habitación, seguía siendo de noche. Tome una libreta de mi mochila y comencé a escribir. Era una carta. Escribí todo lo que había vivido, como me sentía, lo que quería hacer, y no que no. La doble y la metí a un sobre azul. Entre hasta el fondo del closet para agarrar una caja negra decorada con mariposas de goma eva. Metí el sobre en ella y volví a mi cama, cubriéndome toda con las cobijas. Volví a llorar. Por primera vez, necesitaba llorar en secreto.
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Hola, perdonen por no actualizar más seguido. Este capítulo está inspirado en un hecho que viví, y quería desahogarme escribiendo algo similar. No le deseo a nadie que pase una situación igual, ni a mi peor enemigo. Cuídense mucho, nos vemos hasta la siguiente actualización, prometo que no será amargas-Pauli
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ESTACIONES
Teen FictionAl ser la menor de cuatro hermanos, y sufrir por un corazón roto, la vida de Perséfone cambió. Formó una fortaleza en la cual no se permitía volver a caer en los enredos del amor, pero en su cumpleaños veinte, comenzo a desvanecerse la barrera. Un p...