Capítulo 39

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Todos miraban con mucha sorpresa a LooliePie, en especial Raphaelo. Las hadas cálidas comenzaron a sentir como la temperatura en su zona comenzaba a calentar, gracias al tornado. Y, aunque seguía nevando con leve fuerza, no era impedimento para que todos vieran atentos a la pequeña.

—Ella puede controlar el tornado —susurró la Reina, sin dejar de verla, y ayudando a una de las Scouts.

—Eso es increíble —sonrió Abyo mirando a sus compañeros.

—Puede destruirlo, si ella desea —murmuró Tobe igual de feliz, refiriéndose a Raphaelo.

—O destruirnos, si así lo desea —añadió Muji mirando con preocupación a Jakusvy y al resto.

—¡LooliePie, que sorpresa tenerte por acá! —. Reía Raphaelo alzando vuelo, sin acercarse a ella.

—Le hiciste daño a la Hondonada, le hiciste daño a la tía Crys y todos mis otros tíos y tías, le hiciste daño a la Reina Clarion, le hiciste daño a mi papá y... M-Mataste a mamá... —comentaba ella aún inexpresiva, pero con l avoz temblorosa y los ojos blancos.

—Loo, cariño, lo de tu madre... Fue un accidente, ella murió por ti —comentó él haciendo muecas de desagrado y movimiento sus manos intentando explicar.

—¡Ella no murió por mi! —. Al gritar dos rayos impactaron con el árbol, comenzando a crear un pequeño incendio en la copa del mismo.

Todas las hadas asustadas, incluyendo Raphaelo, abrieron sus ojos como platos, al igual que sus bocas, con total sorpresa mirando el espectáculo.

Tobe miraba a todos lados intentando encontrar a Dave el Guardián, a Ching y al gran gato blanco, pero no los veía.

—¿Donde tienen a Crys? —susurró preguntando a Muji, quien también en el suelo sorprendido, negó sin saber.

Sin dudarlo, Raphaelo ordenó con la mirada a sus hadas oscuras que se acercarán a la pequeña por otros ángulos, mientras él ideaba un plan rápido para acabar con ella.

—Sabes que si, ella murió trayendote a este mundo. Aunque eres pequeña, deberías saber que las hadas solo nacen por la risa... O como Crystal, por el sollozo —murmuraba este, mientras veía de reojo como los Guardianes se movían lentamente con otro plan en mente —. Tú solo eres un error, una equivocación.

Al oír esto los ojos de Loo volvieron a la normalidad y el tornado se deshizo en el aire. La tormenta de invierno logró disolverse por completo, pero clima frío aún seguía estable para todas las hadas, en especial las hadas frías.

Loo solo miraba con dolor, pérdida en sus pensamientos, dolida por las palabras que Raphaelo le había dicho. Éste último sonreia con maldad, comenzando su plan.

—Yo no soy un error... —susurró LooliePie negando, con lágrimas a punto de caer por sus ojos.

—Oh, princesa, claro que sí... Lo eres. Tienes un poder que en cualquier momento podría acabar con la Hondonada —comentó Raphaelo seriamente.

—C-Claro que no... —negaba ella asustada.

—Oh, si... Ese poder que llevas dentro fue el que acabo con tu madre, fue el que acabo con la tía Crys —añadia riendo.

—Yo jamás lastimaria a la tía Crys, a nadie... —. Loo seguía negando con temor, mientras veía todo a su alrededor.

—... Ese poder es el que acabará contigo, pequeña... —susurró asintiendo.

—¡No, LooliePie! —. Silver, quien estaba a un lado, gritó con fuerza llamando la atención de todos —. ¡No eres un error, no dejes que Raphaelo se meta en tu mente! —.

—Tia Silver.. —susurró ella limpiando sus lágrimas.

—Eres la niña mas linda que hemos podido tener en esta Hondonada. Tus tías y yo nos sentimos orgullosas de quién eres, y jamás va a cambiar eso —añadió revoloteando lentamente, al igual que el resto de hadas amigas.

—Silver tiene razón, Pie —comentó Iridessa —Has sabido dominar todos los elementos de la Hondonada a la perfección —sonrió.

—Y has tenido la madurez para enfrentar a la vil hada oscura, fea y monstruosa que tienes al frente —comentó Vidia frunciendo el ceño, arqueando la ceja y mirando a Raphaelo con desagrado, para después mirarla a ella con una sonrisa sincera.

—Tambien nos has ayudado muchísimo cuando lo hemos necesitado. Sin duda alguna eres una hada muy poderosa, pero sobre todo, una hada muy inteligente y amorosa, LooliePie —añadió Tink.

—¡Hasta Queso te ama! —reía Fawn comentando al resto, a lo que todos rieron y sonrieron.

—Y las flores que sembraste en el jardín, ¡Por todas las margaritas y rosas, son preciosas! Son las flores que mejor huelen, las flores más hermosas —sonreía Rosetta enamorada, riendo.

—Y no solo eso... —añadió Jorillen —Loo, hija... Si fuiste un error, quiero decirte que... Volvería a comer ese error dos veces, porque eres la figura viva de tu madre, eres la mejor hija que jamás pude haber deseado, y te adoro, LooliePie. Eres mi pequeña, pero gran Geo Hada —sonrió.

LooliePie derramaba lágrimas de emoción, de felicidad y sentimiento, sonriendo a sus tías, a sus amigas, a toda la Hondonada, pero sobre todo a su padre.

—¡¡Sufiente, Guardias!! —. Raphaelo levantó la mano hacia el cielo y la bajó directamente con las amigas y contra Jorillen.

—¡No! —. El grito ahogado de LooliePie se hizo presente al mismo tiempo que un relámpago y varios rayos chocaron contra Jorillen y Silver, dejándolos fuera de combate, para nuevamente una tormenta de nieve comenzar con mayor fuerza.

—¡Si, Ja, Ja! —. Reía Raphaelo con una mirada de orgullo al dar en los blancos.

—¡Silver, Jorillen! —gritaba Tink, al igual que el resto, revoloteando rápidamente para ayudarlos.

Varios guardias fueron contra LooliePie, quien solo retrocedía indefensa, hasta que los Guardianes se acercaron velozmente a ella, golpeando y alejando a las hadas oscuras.

—No vamos a dejarte sola, ¿Entendiste? —le comentó Jakusvy mirándola.

—G-Gracias, tío Jakus —susurró ella asintiendo revoloteando junto a él.

—¡Fuego! —.

Una de las hadas de invierno alertó a todos en el lugar; el árbol del polvillo estaba siendo consumido por grandes llamas que venían de la parte de atrás, la cual no pudieron haber localizado con anterioridad.

—¡¡Todo el mundo busque un refugio, ahora!! —gritó Nyx con fuerza —. ¡Ahora, ahora ahora!

Las hadas comenzaron a salir de todos los rincones, dirigiéndose al bosque que era el lugar más seguro. Raphaelo, viendo el caos, decidió aumentar y tensar el ambiente. Varios rayos chocaron contra árboles, suelo y casas, comenzando nuevos incendios que, aunque el frío invierno intentaba apagar, las llamas se alzaban con más fuerza como si tuvieran vida propia.

|2| Tink y La GeoHada Prodigio «|Terminada|» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora