➭𝑩𝒍𝒐𝒐𝒎ೃೀ ◌¨̮͚ 『ɪɴᴏᴀᴏɪ』

᥀───🍰ٜᩦ୭ 𝙐𝙣𝙤 ꒰───🍰·ٜ۬･

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𝘾𝙖𝙥𝙞́𝙩𝙪𝙡𝙤 1

𝘉𝘭𝘰𝘰𝘮: 𝘌𝘭 𝘮𝘶𝘯𝘥𝘰 𝘯𝘰 𝘦𝘴 𝘭𝘰 𝘴𝘶𝘧𝘪𝘤𝘪𝘦𝘯𝘵𝘦𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘨𝘳𝘢𝘯𝘥𝘦
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¿Cuánto tiempo llevaba el apartamento de al lado ocupado? Normalmente él no se enfocaba mucho en lo que pasaba a su alrededor, pero hacía como tres o cuatro meses sintió que había actividad del otro lado. Fue consciente de que alguien vivía allí. Supo que era una mujer porque sus habitaciones quedaban juntas y algunas veces podía escuchar su voz.

Después de todo las paredes eran un adorno en ese edificio

Aún así, nunca había visto a su vecina. Nunca se habían cruzado en el pasillo. Jamás. Probablemente porque sus horarios no coincidían, y mucho menos habían cruzado palabras. O incluso, si alguna vez la había visto, no tenía idea de que fuera justamente su vecina de al lado. La tipa era un completo misterio.

La primera vez que ella se dirigió a él, fue precisamente en ese momento. Sabía que las actividades en su habitación ella las escuchaba, pero lo cierto era que le importaba una mierda si le incomodaba o no. Inosuke tenía la convicción de no interesarse en los sentimientos de los demás a su alrededor, sólo concentrarse en los suyos, y vaya que estaba disfrutando sus sentimientos en ese momento. Nunca pensó que lo interrumpiría justo a mitad del acto.

Después de eso estuvo tan, pero tan enojado, que le gritó y le dijo todo tipo de cosas insultantes para irritarla, pero la mujer no le contestó. Al parecer ella se había dormido. Eso solo lo enfureció más. Tenía tantas ganas de discutir con ella, hasta que estuviera cansado, gastar la energía que no había podido gastar porque la desgraciada no lo dejó terminar.

Incluso le enojó que ella supiera su nombre pero él no el suyo.

Quería vengarse cruelmente de su vecina, pero había un problema: no tenía idea de quién era ella, y lamentablemente la chica podía haber descubierto ya tres o cuatro cosas sobre él. Entonces, para una venganza adecuada, tenía que ver a la mujer en cuestión al menos.

O tal vez sólo quería gritarle hasta que le doliera la garganta.

Fue por eso que, al día siguiente de ese incidente, cerca de las once de la mañana, estaba tocando a su puerta de la manera más calma posible para que no supiera que se trataba de él. Realmente se contuvo, porque quería derribarla de una patada.

Cuando la puerta se abrió, sus palabras murieron antes de salir cuando vio su rostro. ¿Era tan, tan horrible, que se quedó mudo? No. ¿Era tan, tan hermosa que no supo que decir? No.

—¿Qué mierda traes en la cara?

La chica miró a lado y lado, como si fuera una pregunta seriamente estúpida. —Una mascarilla.

Una capa de color verde cubría su rostro, y también tenía una cosa afelpada con un moño de color azul que le recogía el cabello hacia atrás. Además de eso, estaba usando una maldita bata de flores, como la que usaba su abuela en el lecho de su muerte. Lo único que podía distinguir era sus profundos ojos azules.

Ella estaba confundida, obviamente. —¿Y tú quién eres?

Inosuke olvidó rápidamente su primera impresión y regresó a lo que iba. —Como sea. ¡¿En qué diablos pensabas anoche?!

Ella abrió los ojos con sorpresa. —Ohh... —dejó salir suavemente, luego se cruzó de brazos y se recostó con diversión contra el marco de su puerta. —Así que tú eres Inosuke Hashibira.