1. Mudanza temporal

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Empacar era para mi uno de los peores castigos. Comenzando con que nací indecisa y terminando con el hecho de que iría a visitar a mi padre por un mes.

Y no es que no me guste ir con él o que no lo quiera, me gusta estar con él y lo amo, pero... Ni siquiera sé cómo explicarlo.

Rebusqué en mi armario y saqué varios cambios de ropa. ¿Pasaría frío o calor? ¿Saldríamos a comer en algún momento a un buen lugar o a un puesto callejero?

Muchas otras preguntas vinieron a mi mente y decidí poner al menos dos outfits para cada ocasión.

Salí de mi cuarto, mamá ya me estaba esperando en la puerta con las llaves en mano.

—Lo siento, Omoni —me disculpé por tardar.
—¿Estás segura de querer ir con tu padre?
—Fue tu idea —reí mientras ella cerraba la casa.
—Si, ya sé, pero tu aceptaste... —respondió dudosa.
—Vamos a estar bien, ni que fuera la primera vez.
—Nunca fue tanto tiempo.
—¿En serio? —Ella asintió antes de que subamos al auto.
—Ya era hora, creí que llegaríamos tarde —comentó el nuevo esposo de mamá.

Hice silencio y me limité a ver por la ventana mientras mamá le indican al chofer dónde llevarnos.
Aún seguía preguntándome porqué teníamos chófer.

Mis padres me tuvieron muy jóvenes, demasiado jóvenes; mamá era de clase media, mientras papá pertenecía a la clase baja, por lo que les iba a ser muy difícil cuidar de un bebé, pero aún así ambos decidieron tenerme.
De todas formas, fue por separado. Cuando cumplí los dos años ellos ya ni siquiera se llevaban bien, por suerte luego su relación comenzó a mejorar al notar que me estaban dañando psicológicamente.

Vivía con mi madre y ella trabajaba día y noche para poder costearnos una buena vida, hasta que conoció a Lee Ji-Ho, el empresario con el que ahora vivíamos y hace a penas dos días que se casó. Mamá dejó tres de sus cuatro empleos para poder pasar más tiempo con nosotros, papá por otro lado desapareció un tiempo largo. Hace al menos cuatro meses que no lo veía.

Él, a diferencia de mi mamá, trabajaba, pero yo no sabía exactamente en qué, ni cuándo, solo que era en «cosas raras»... Ilegales, para ser específica. Aún así, no ganaba mucho. Tampoco tenía fecha para ir a vivir con él, simplemente me buscaba cuando podía, yo iba cuando quería o cuando mamá no quería dejarme sola; podía ser una vez cada dos meses o varios fines de semana seguidos.

—¿Sabes si tu padre se mudó? —preguntó ya que al llegar no conocimos el lugar, allí no era la casa de mi padre.
—No, preguntaré por él. Sino, supongo que lo llamaré.
—Está bien, pero dime si llega a ocurrir cualquier problema.
—Obvio, Omma.

Me despedí de ambos y al salir, el auto arrancó para ir al aeropuerto. Miré el lugar, era un edificio de residencias en un barrio bajo.
Entré llevando mi bolso al hombro y pregunté a un guardia de seguridad por mi padre. Dijo que no lo conocía y cuando le mostré su foto recordó haberlo visto.

Una señora que traía un perro y pasaba por allí miró la imagen y me dijo que lo había visto entrar a un departamento. También me informó del número, le agradecí y subí por el ascensor.

Golpeé tan pronto llegué y él abrió la puerta.

—Buenas tardes —Traté de entrar tan pronto abrió la puerta.
—Espera. ¿Qué? ¡¿Qué haces aquí?! —Tapó la entrada mirándome confundido.
—Mamá se fue de luna de miel y no quiere que esté sola. —Me encogí de hombros.

Dulce hogar [𝑳𝒆𝒆 𝑬𝒖𝒏-𝑯𝒚𝒖𝒌]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora