11. Al carajo

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Al terminar el almuerzo, Hyuk y yo decidimos redactar algunas reglas para una mejor convivencia.

1. Moverse en grupos de 2 o más. Reportar de inmediato cualquier cosa inusual.

2. Comer una vez al día, solo la ración asignada.

3. Revisar la temperatura de todos, cada noche a las 8 p.m. Aislar a los infectados.

También habíamos realizado una lista de los grupos; Hyuk y yo nos pusimos juntos porque al ser los líderes, es lo que tiene más sentido. Nos necesitábamos.

—¿Entiendes por qué los infectados deben ser aislados, no? —me preguntó cuando estamos dejando un cartel con las reglas para que todos lo vieran.

Era un tema cómplicado, quienes se estaba monstrualizando aún eran personas, pero en cualquier segundo podrían dejar de ser ellos mismos y todos correríamos peligro. No era justo, pero parecía necesario.

—Sí, lo entiendo —asentí comprensiva.

Fue entonces cuando Hyun llegó, vino desde las escaleras, repartió unas cuantas cosas a los inquilinos y luego se dirigió a la habitación donde se aislaba a los infectados; se encerró solo, dejándole el candado a Dusik para que cerrase bien la puerta.

Tragué saliva, sintiendo una bola crecer en la boca de mi estómago. Una mezcla de enojo, angustia, tristeza... Hyun seguía deprimido y estar así, aislado, no lo ayudaba de ninguna forma.

—No sabía que hoy subía Hyun-Soo —mencioné.
—Sí, habíamos quedado en que iría por algunas cosas útiles que necesitaramos. ¿Recuerdas? Cosas de los vecinos, a sus departamentos.
—Sí, pero no pensé que fuera ya mismo, hoy. No me lo dijsite... —solté, algo confusa.
—Lo siento, no me di cuenta. Simplemente se lo pedí y lo hizo, no noté que tenía que decírtelo.
—¿No éramos líderes juntos? No deberías guardarte nada de información entonces, porque yo no lo hago —dije calmada, pero firme. Algo me seguía molestando y no podía quitarme esa sensación incómoda.
—Sí, tienes razón. Fue mi error, la próxima vez te avisaré —asintió, ya que era su idea y era quién se encargaba de eso—. Solo no me había parecido necesario.
—Pero no eres tú, Hyuk, quién decide eso. Somos los dos. Y no me das la oportunidad de decidir, sí no me lo dices.
—Sí, es cierto. Me disculpo de nuevo. No volverá a pasar. —Se reacomodó las gafas con gesto nervioso.

Ceder, ceder, ceder. 

¿Cuánto más podría ceder yo? ¿Y cuándo iba a ser el turno de Hyuk?

Una vocecita incesante en mi cabeza... se sentía como una astilla en mi dedo.

—¿Hay algo más que no me hayas dicho? —Me puse firme y esperé su respuesta.
—No, nada.
—¿Seguro?
—Sí, muy seguro. Somos un equipo. Sin trampas, sin mentiras, sin secretos.
—Bien... —dije, y fue ahí cuando me permití relajarme—. Bien, genial. —Asentí y me alejé por ahí, a cumplir mis tareas.

Todo iba bien, y fue cuando me encontré con JiSoo.

—¡JiSoo! ¿Habías querido hablar conmigo? Disculpame, fue un día ocupado —dije, haciendo una mueca.
—Sí, tranquila, lo entiendo... —Miró para todos lados y me tomó del codo—. Ven, así te cuento. —Me dejé guiar hasta el baño, en donde antes de hablar, revisó que no hubiera nadie en los cubículos—. No sé bien cómo decirte esto, pero creo que lo querrías saber. No sé porqué, pero siento que te parecerá importante...
—¿Unnie? ¿Qué pasó? —Frunci el ceño, parecia serio.
—Yo... pasaba por ahí, justo cuando Hyuk y Yi-Kyung tenían una conversación. Escuché todo, sin querer, obvio, pero... —se excusó.
—¿Y qué dijeron? —pregunté, preocupada por cómo se veía ella, tan nerviosa de decirme aquello.
—Hyuk tenía arreglada la votación —confesó, así, de una.
—¿Qué? —solté incrédula.
—Sí, dijo que tenía papelitos marcados con círculos para que se quedaran, porque quiere utilizar a los infectados… Es la única razón por la que dio la idea de la votación y los dejó quedarse —me explicó—. Para usarlos.

Dulce hogar [𝑳𝒆𝒆 𝑬𝒖𝒏-𝑯𝒚𝒖𝒌]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora