Yo fui la primera en reaccionar. Corrí a bajar la cortina nuevamente y ordené que me ayudaran a rehacer la barricada.
—¡Ahora! Muévanse. No sabemos si actúan por maldad o por hambre. Y tampoco quiero averiguarlo —grité aplaudiendo para llamar la atención de los presentes, que seguían impactados por lo que había pasado afuera.
—¿Vamos a dejar los cuerpos afuera? —preguntó una mujer con voz temblorosa.
—¿Cree usted que alguien va a salir a buscarlos luego de lo que acaba de pasar? Sería arriesgar la vida en vano, lo siento —negué antes de irme a buscar los muebles que usábamos para la barricada.Mientras pasaba cargando unas sillas, escuché como la esposa del dueño de la tienda hablaba en voz alta, aunque a nadie en particular.
—Debe estar devastada —comentó con las manos cubriéndose parte del rostro mientras miraba fijamente a la señora Chang, la dueña de la guarderia.
—Si Bom muriera, yo estaría devastada también —dijo Hye-In.
—Sería algo muy diferente. —La miró sobre el hombro frunciendo el ceño.
—Claro que no, él es mi familia. —Ella se levantó y se acercó a la otra señora.
—Aún así, no creo que sea lo mismo perder a tu propia hija.
—Tú tampoco tienes hijos, no sabes cómo es.
—Claro.
—Como sea, que lástima por la señora Chang y por la bombera...
—¿Qué le pasó a ella? —preguntó mirando por primera vez a la dueña del perro.
—Su prometido vivía aquí, pero después falleció. La boda era pasado mañana.
—¿Qué le pasó?
—No tengo idea. ¿Tú que crees que le pasó?
—Ay, se veía tan serena... No sabía —Negó cambiando el tema—. ¿Por qué aún no regresa? ¿Le habrá pasado algo?Seguí mi camino y dejé de escuchar el chisme. Muchas veces había sido mi prioridad, pero ahora tuve que ceder y ocuparme de lo más importante: no morir. Para eso debíamos terminar de cerrar la puerta, para que nada entrara y nadie saliera.
Más tarde, cuando ya habíamos terminado la barricada, la mayoría nos encontrábamos en la guardería frente a la televisión esperando alguna señal del gobierno. Fue entonces cuando una sirena comenzó a sonar desde los altavoces de la televisión. Avisaba que no era un simulacro.
Una mujer militar, vestida como de las fuerzas especiales, hablaba desde donde anteriormente habíamos visto a nuestro presidente (monstrualizándose).
—A las 0 horas del 17 de agosto se declara la ley marcial en la República en base al Artículo 77 de la Constitución y el Decreto de Ley Marcial. El ejército se hará cargo de la seguridad y de todos los asuntos civiles. Se ha confirmado que un número incierto de personas se han convertido en criaturas extrañas. La causa exacta se desconoce, pero se cree que tiene que ver con el deseo humano. No es un infección respiratoria o de sangre. Aislan a los que tienen síntomas: sangrados de nariz, desmayos, alucinaciones auditivas o visuales. Estas criaturas tienen una gran capacidad regenerativa. Antes de transformarse hay un lapso breve en el que no pueden sanar de heridas graves, ese es el único momento en el que se puede matar a estas criaturas y se les denomina «Momento de oro». Todas las criaturas capturadas deben incinerarse, por ahora es la única acción que los civiles pueden tomar. El ejército se encargara de resolver la situación actual. Sobrevivan. Que tengan buena suerte. —Luego de decir esa información, la transmisión se cortó.
—¿Lo ve? Descuiden. Si sobrevivimos el ejercito vendrá —dijo Seok-Hyeon.
—¡Claro, lo sabía! —chilló festejando Seung-Wan.
—Dijo que sobrevivamos solos —grito molesto Beyeong-il, pataleando como si fuera un niño pequeño haciendo un berrinche.
—¿Eso quiso decir? —se desesperó Seung-Wan.
—¿El deseo te vuelve un monstruo? ¿Tiene sentido? —Otra conversación empezó cerca mío, aquello lo había dicho un chico de una edad cercana a la mía.
—Ya los viste allá afuera —le respondió Hye-In que estaba sentada detrás de él.
—Ah, vaya —se quejó Seok. Yo ya me había perdido el hilo de su conversación, así que no entendí porqué lo dijo.
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Dulce hogar [𝑳𝒆𝒆 𝑬𝒖𝒏-𝑯𝒚𝒖𝒌]
Fanfiction𝗗𝗼𝗻𝗱𝗲 𝗲𝗹 𝗳𝗶𝗻 𝗱𝗲𝗹 𝗺𝘂𝗻𝗱𝗼 𝗹𝗹𝗲𝗴ó 𝘆 𝗮𝗵𝗼𝗿𝗮 𝘁𝗼𝗱𝗼𝘀 𝘀𝗲 𝗲𝘀𝘁á𝗻 𝗰𝗼𝗻𝘃𝗶𝗿𝘁𝗶𝗲𝗻𝗱𝗼 𝗲𝗻 𝗺𝗼𝗻𝘀𝘁𝗿𝘂𝗼𝘀 𝚘 𝗗𝗼𝗻𝗱𝗲 𝗞𝗶𝗺 𝗛𝗮𝗻𝗮 𝘃𝗮 𝗮 𝗽𝗮𝘀𝗮𝗿 𝗱𝗼𝘀...