you are lying

4.1K 280 8
                                    

Luego de un par de días en Kansas City junto a mi prima, volvimos juntas a Miami, aunque Erin tuvo que volver inmediatamente a Múnich tras la insistencia de Puma para trabajar con ella como fotógrafa en su nueva colección.

Por mi lado, decidí darle luz verde a Next Models para que me consigan trabajos y ahora estoy en camino a una sesión de fotos para la revista Vanity Fair del próximo mes. No llevo la cuenta de cuantas veces he salido en revistas, pero me sigo emocionando como la primera vez.

—¿Mackenzie? Hola, soy Sophie Stephen, la fotógrafa —murmura la rubia, saludándome con un beso en la mejilla—. Ahí está el equipo de maquillaje y estilismo y de aquel lado hay comida por si tienes hambre.

—Muchas gracias, estoy emocionada por trabajar contigo.

Sophie sonríe y sigue en lo suyo, acomodando las luces y el lugar donde voy a posar, que me encantó a primera vista. Las chicas de estilismo me llevan a un vestidor y me regalan una hermosa bata rosada con mi nombre grabado y luego comienzan con su trabajo.

Sin duda, que me maquillen y peinen es mi cosa favorita de las sesiones de fotos, porque puedo hasta quedarme dormida y nadie se entera. El olor a donas frescas me llega desde la otra esquina y por primera vez en mucho tiempo, algo me da apetito.

—¿Quieres de chocolate o de vainilla? —me pregunta la maquilladora y le sonrío con los ojos cerrados, porque se dió cuenta de mi antojo.

—De la clásica, por favor.

Puedo comerme la dona en paz antes de que me pinten los labios y minutos luego, estaba actuando como una Barbie, mientras ponen y quitan ropa y accesorios de mi cuerpo. Soy llevada como una muñeca de trapo hasta cierto lugar en el set y bueno, ahí comienza mi magia.

—Alza un poquito el mentón, Mackenzie. Así, así, perfecto.

Cumplo con todas las indicaciones que me da la fotógrafa y rápidamente soy cambiada a otro outfit, un vestido hermoso que ya quiero pedir a ver si me lo regalan. De la nada, empiezo a sentirme cansada, como vengo haciéndolo desde hace un tiempo, pero no le presto mucha atención a ello. El flash de la cámara se estaba volviendo insoportable y empiezo a ver más luces de las que debería.

—Mackenzie, ¿estás bien? —niego con la cabeza lentamente y empiezo a parpadear cada vez más despacio—. Traigan agua con...

Mi cabeza da vueltas y vueltas, veo tres Sophies frente de mí, mis piernas estaban temblando y de repente, todo se volvió negro.



•••



La luz blanca penetra mis ojos al momento en el que puedo abrirlos y me siento completamente desorientada al darme cuenta de que no estaba en el set. Dios mío, me desmayé.

Noto la intravenosa que tengo puesta en el brazo y arrugo la nariz cuando veo el suero caer lentamente con dirección a mi cuerpo. Reviso el brazalete del hospital en mi mano y busco mi celular por todas partes, antes de encontrarlo en una mesa al lado de la cama.

—¿Señorita Brady? —pregunta un doctor asomando su cabeza y yo asiento para que termine de entrar—. Soy el Dr. Evans, ha sufrido de un desmayo y la han traído lo más rápido que pudieron.

—Sí, sí, lo recuerdo. ¿Alguien llamó a mi familia? ¿Desde hace cuánto estoy dormida?

—Su familia está en el pasillo y tiene un par de horas dormida, pero tengo noticias que darle primero antes de dejarlos pasar a verla.

Frunzo el ceño confundida y bloqueo la pantalla de mi celular para prestarle completa atención al doctor y sus noticias.

—Dígame, lo escucho.

—Usted está embarazada —espeta sin anestesia y por un segundo, creo que me desmayaré de nuevo—. Tiene dos meses de embarazo, pero sus defensas están muy bajas, señorita Brady.

—Kenzie, llámeme Kenzie —susurro con un hilo de voz—. ¿Está mintiendo, no? Es una broma esto, lo sé, seguro Jules le dijo que me dijera eso.

—El señor Edelman ha hablado mucho conmigo este par de horas, pero no estoy mintiendo —contesta riéndose y me contagia la risa—. Le he recetado algunas vitaminas, todo está escrito ahí junto a los exámenes hechos. Ahora sí, ¿quiere ver a su familia?

Asiento ligeramente, aún sorprendida por la noticia, y antes de que entre el batallón, escondo el examen hecho que muestra que estoy embarazada. Oh por dios, estoy embarazada.

—¡Kenz! —grita mi hermano abrazándome fuertemente—. ¿Estás bien, mi niña?

—Tom, sólo fue un pequeño desmayo —murmuro riéndome—. Julian, quita esa cara, estoy bien.

—Nos asustaste, idiota, eso no hace —dice cruzándose de brazos y le lanzo un beso.

—¿En serio estás bien, linda? —pregunta Gisele frunciendo el ceño y trago en seco, porque conociéndola, debe saber que algo pasa.

—Sí, es que no he desayunado bien y con las luces, el flash... tú me entiendes.

—Sí, claro que te entiendo —replica entrecerrando los ojos—. ¿Te sientes mejor ahora? ¿Necesitas algo?

—Consíganme unas donas de chocolate, por favor y un latte de caramelo.

super bowl | patrick mahomesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora