what do you want

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Luego de salir de la reunión con Next Models, estaba hecha un desastre. Aceptaron la idea mudarme, sólo que no a Kansas, porque no hay sede la agencia cerca y sería muy cansino viajar a Nueva York o a Boston a cada rato. Y razón tenían.

Conduzco por las calles de Massachusetts y me pega la nostalgia al saber que quizás vaya a dejar el lugar que me vió crecer y que siempre he amado. Me detengo en el drive through de Starbucks y pido un té helado a ver si calmo mis nervios.

Ahora tengo que tomar una de las decisiones más importantes de mi vida y no tengo ni la menor idea de que hacer, porque tengo la misma cantidad de pros y contras en todas las opciones.

Llego a la casa sumergida en mis pensamientos y mientras se abre el garage, enciendo mi celular para ver los mensajes que me habían llegado.

Reus 💛
¿Kenz?

Reus 💛
¿Este es tu número o Joa me engañó?

Vuelvo a bloquear el celular y meto el coche como si no hubiera leído nada. Entro a la casa, saludo a mis sobrinos que estaban en la sala y voy directo al cuarto de Erin para desahogarme.

—Hola, linda. ¿Qué te dijeron en la...

—Marco me acaba de escribir —murmuro poniéndole el seguro a la puerta—. La puta de Joa le dió mi número estadounidense, quiero morirme.

—Vale, vale, cálmate —dice levantándose y acunando mi rostro—. No pasa nada, ignóralo y listo.

—Pero quiero saber qué quiere —balbuceo risueña—. Dios, ¿por qué justo en este momento?

—¿Qué pasó, qué te dijeron?

—No puedo irme a Kansas —suelto indignada—. Te juro que no tengo idea de qué hacer.

—Ya sabrás que hacer, ahora tienes que contestarle al alemán.

Miro de reojo a mi prima y esta alza los hombros desinteresadamente. Nos sentamos en su cama y saco mi celular de mi bolsa, rezando que los mensajes hayan desaparecido de mis notificaciones, pero no, ahí estaban.

 Nos sentamos en su cama y saco mi celular de mi bolsa, rezando que los mensajes hayan desaparecido de mis notificaciones, pero no, ahí estaban

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—¡Está loco! —grito molesta—. ¿Me escribe y luego me deja en visto? Dios, lo odio, lo odio, lo odio.

—Estás alterándote y eso es lo que él quiere, cálmate. Además, tienes que cambiar cómo lo tienes guardado, eh.

—Voy a buscar unas galletas. No te duermas, Erin.

En mi camino a la cocina, paso por mi habitación y escucho a Patrick gritando y me asusto y aunque quiero entrar, sigo como si nada, porque no es mi problema. Obviamente, ahora tengo la curiosidad.

Busco unas galletas en el almacén y lleno un vaso con agua. Camino lentamente por el pasillo a ver si escucho con claridad la conversación que estaba teniendo Patrick por llamada, o capa está hablando solo.

—¿¡Qué quieres de mí, Britt?

Salgo corriendo a la habitación de Erin y ahora Edelman acompaña a mi prima, que me mira confundida al verme tan alterada. Me siento como puedo en la cama y empiezo a comerme mis galletas, sin decir nada.

—Parece que viste a un fantasma, fea —dice Jules pellizcando mi mejilla.

—Escuché a Patrick gritarle a su ex —susurro y ambos sueltan un grito ahogado—. Esa fue mi reacción también.

—¿No escuchaste nada más o qué?

—Estaba discutiendo con ella creo, porque antes de salir corriendo, escuché qué le preguntó ¿qué quieres de mí?

—Bro, me voy dando cuenta de que son el uno para el otro, un desastre al escoger parejas —murmura Julian y le doy un codazo en el estómago.

—¿Le piensas preguntar? —cuestiona Erin y niego lentamente—. Bueno, tienes muchas en la cabeza, mi niña, pero primero tienes que decidir a dónde te irás, porque Tom se muda la semana que viene.

Mierda, se me había olvidado ese pequeño detalle. También que Patrick se regresaba a Kansas en dos días. Marco me escribe de la nada celoso y yo ya ni sé bien que es lo que tengo que hacer y que no.

super bowl | patrick mahomesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora