super bowl | patrick mahomes

my life is a mess

—¡Mi vida es un desastre, Riri! —grito al entrar a la nueva casa de mi hermano en Tampa—. Apa, mi hermano mejoró su gusto.

—¿Es preciosa, no? —dice la castaña cerrando la puerta a nuestras espaldas—. Y tú te fuiste a Kansas y te salvaste de la mudanza.

—¿Qué tal Jules? —pregunto y la alemana rueda los ojos.

—Aquí estoy —Edelman baja las escaleras del lugar corriendo y se tira en mis brazos como si no me hubiera visto en siglos—. ¡Te extrañé!

—Julian, me fui una semana.

—En otras cosas —suelta Erin—. ¿Ya hablaste con Pat?

—¿De qué tiene que hablar con Mahomes? —pregunta curioso el castaño y le hago señas a mi prima para que no hable de más.

—¿Quieren comer? Yo preparo pasta —me golpeo la frente con la palma de la mano, pero al ver al jugador irse detrás de ella a la cocina, huyo del lugar.

Recorro la casa asombrada por el tamaño y belleza de la misma, mientras descarto habitaciones hasta encontrar una vacía. Acomodo mis cosas por todo el lugar y una vez que mis maletas están vacías, me tiro de espaldas a la cama.

Necesito gritar, pero no voy a gritar, pero si pudiera gritar sería lo máximo en estos momentos, pero no puedo molestar a medio estado de la Florida, así que mejor me quedo tranquila.

Escucho gritos abajo y supongo que ya llegó la familia feliz, sin embargo, me da muchísima pereza bajar a saludarlos. Espero que vengan a saludarle o estaré muy ofendida.

—¡Tía Kenz! —grita Vivian corriendo hacia mí y subiéndose a la cama para abrazarme.

—Hola, mi princesa. ¿Cómo estás?

—Muy bien, tía, fuimos a conocer mi nuevo colegio y el de Benny. ¡Es hermoso todo aquí!

—Me alegro mucho de que te guste, mi amor —digo abrazándola de nuevo. Acomodo ligeramente su trenza que se había despeinado un poco y veo por el rabillo del ojo al niño de once años que tengo como sobrino entrar.

—Pensábamos que ibas a estar más tiempo en Kansas.

—Benjamin Brady, ¿acaso no quieres verme? —pregunto haciendo un puchero y él rueda los ojos. Es la copia de mi hermano.

—Hola, tía Kenz, ¿qué tal fue? —dice acercándose a darme un beso en la mejilla, como viene haciendo toda su vida.

—Pudo haberme ido mejor, la verdad —murmuro ladeando la cabeza.

—Chicos, bajen que Erin hizo pasta.

El par sale corriendo de la habitación al escuchar a su madre y la palabra mágica "pasta". La brasileña se sienta a mi lado y me regala una sonrisa, misma que hace que mis ojos se llenen de lágrimas.

—No sé que hacer, Gisele —murmuro escondiendo mi rostro en mis manos.

—Bueno, tienes a la persona indicada para ayudarte en estos momentos.

Levanto la mirada de golpe y la observo confundida, mientras ella tenía un ataque de risa. Los recuerdos llegan a mí de la nada y por fin entiendo a lo que se refería. La noticia de que Tom iba a tener a Jack les llegó cuando apenas comenzaban su relación.

—¿Cómo... cómo supiste qué hacer? —le pregunto con un hilo de voz—. Porque yo no tengo ni la menor idea.

—Creo que no lo supe nunca, sólo hice lo que mi corazón decía, la verdad —me explica—. Y mira que resultó bien, es mi bonus child.

—Pero la mamá de Jack no es una demente total —digo riéndome—. ¿No es lo ideal para una relación esto, no?

—No lo es y menos cuando vienes sintiéndote como en un cuento de hadas —comenta jugando con mi cabello—. Pero vas a saber que hacer, Kenzie, te lo prometo.

—¿Es normal que me pregunte si de verdad quiero esto para mí? Patrick la debe estar pasando peor, pero aquí estoy yo, quejándome.

—Eh, no, no tienes que culparte de nada, porque esto no es culpa de nadie. Son cosas de la vida, Kiki, pero como te dije antes, vas a saber que hacer. Sólo escucha a tu corazón y estarás bien.

La modelo se levanta de la cama y me da un beso en la frente antes de salir de la habitación. Mi hermano no pudo conseguir a nadie mejor, lo confirmo cada día más.

Busco mi celular y rebusco el contacto de Patrick antes de quedarme observando la pantalla por un largo rato, pensando en qué hacer o decirle.

¿Sigo a mi corazón antes de que sea tarde?