don't go

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La fiesta se torna mucho más tranquila cuando el atardecer comienza a pintarse y a los niños les empieza a pegar el cansancio por haber corrido tanto. Gisele saca los dulces que había preparado y Tom prepara margaritas para los adultos, aunque le insistí que no lo hiciera.

—Dale, Kenz, ¿no vas a tomar? —pregunta Gronk y niego con la cabeza—. Bueno, te cayeron mal los veintiséis entonces.

—Es mejor que no tome, más para nosotros —suelta Julian llenándose el vaso de nuevo y mis padres se ríen por ello.

—¿Cantamos el cumpleaños ya? —pregunto y la mayoría está de acuerdo.

Hago el intento de levantarme, pero Patrick sale corriendo y trae consigo la torta de chocolate que habíamos comprado en una tienda que Gisele había encontrado por internet. Mi familia me canta el cumpleaños como tres veces seguidas, porque siempre lo hacen por intensos y luego soplo la vela, deseando que estas personas estuvieran siempre a mi lado.

—Bueno, nosotros nos vamos —dice mi padre levantándose y hago un puchero—. Tenemos reservación en el restaurante del hotel.

—Ah, que lindo, me dejan por una cena —suelto cruzándose de brazos y mi madre se acerca a darme un beso en la frente.

—Que la sigas pasando bien, cariño.

Patrick y Tom acompañan a mis padres hasta la puerta y mi cuñada decide empezar con la cosa que más ama en el mundo, que es sacarse fotos y obviamente, la invitada del día era yo.

—Amor, ¿mi cargador...

—En mi mesita de noche —espeto interrumpiéndolo y Pat me guiña el ojo.

—Lo traes loquito al pobre —susurra Bündchen y le doy un pequeño empujón para que no hable de eso, porque me pongo nerviosa.

Julian empieza a hacer los bailes extraños que hace cuando está borracho y Gronk ya lo estaba grabando, así que las margaritas de mi hermano si que funcionan. Mis sobrinos se van corriendo a jugar en la cueva y empiezo a preocuparme por el hecho de que Mahomes no bajaba todavía.

—T, ¿dónde está Pat? —le pregunto a Tom cuando sale y este me da la mirada, así que frunzo el ceño—. ¿Qué te pasa, por qué me miras así?

—¿Cuándo nos ibas a decir que estás embarazada?

Abro los ojos como platos y aunque quiero explicarle todo a mi hermano, mi novio debe estar a punto de morirse. Salgo corriendo a toda velocidad y subo las escaleras rápidamente, sintiendo mis piernas temblar cada vez más.

—Patrick... —susurro al abrir la puerta y descubro al moreno haciendo su maleta—. ¿A dónde vas? Pat, déjame explicarte.

—¿¡Qué me vas a decir? ¿Que no encontrabas el momento correcto? ¿Que me estás protegiendo? ¿Acaso pensabas decirme?

—Claro que iba a decirte —murmuro parándome en el medio de él y su maleta—. Escúchame, ¿sí?

—No quiero escucharte, Mackenzie —espeta alejándose—. No quiero tus excusas, porque yo sé que sabes que no tenías que habérmelo ocultado.

—Pero no te lo estaba ocultando a propósito, sólo...

—Tengo casi una semana aquí, preocupado por ti... si hubieras querido decirme, lo hubieras hecho —contesta rodando los ojos.

Me hago a un lado y este continúa en lo suyo, sin detenerse ni un segundo, sin siquiera mirarme. Veo los exámenes en la mesita de noche y me maldigo a mi misma por ser tan tonta. Mahomes cierra la maleta y alguien lo llama, pero manda la llamada al buzón.

—No te vayas, por favor —murmuro cerrando la puerta a mis espaldas—. No me dejes, ¿sí? Tenía miedo de decírtelo, porque estás pasando por tantas cosas y ahora esto. Perdóname, no quería que pasara esto.

—Déjame pasar, Brady —responde mirando al piso y me doy cuenta de que ya no podía hacer más nada. Dios, sólo tenía que haberle dicho la verdad desde la primera vez que hablamos cuando me desmayé.

Dejo salir al quarterback de la habitación, siguiéndole en silencio como si fuera un fantasma, este pasa por la sala donde estaban los demás, pero ni les dirige la palabra. Antes de poner un pie fuera de la casa, se da la vuelta y saca una pequeña cajita del bolsillo de una chaqueta.

—Feliz cumpleaños.

super bowl | patrick mahomesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora