Interrogantes
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2017, Miércoles 6 de Septiembre
Astoria Malfoy se sienta derecha, altiva, con el maquillaje perfectamente colocado y la barbilla alta, parpadeando lentamente al espejo por el que sabe que la están mirando. Solo la palidez antinatural en su rostro, y ese único mechón ondulado que se escapa de su media cola, delatan el cansancio que empieza a apoderarse de su cuerpo. Lleva una camisa celeste bajo un suéter avellana, en la cual puede verse el inicio de un largo vendaje que envuelve gran parte de su brazo, sube por su hombro y rodea una parte de su espalda. No se ve feliz, para nada.
Ha salido recientemente de San Mungo, de hecho, aun puede percibir la pegajosidad en su espalda de alguna poción que fue usada para reparar capas de su piel destrozada. Ella no sabe que usaron, la curación es el área de su marido, no suyo. Curiosamente se siente más a gusto en aquella sala de interrogatorios con una iluminación atroz causada por las escazas velas en la habitación, que en ese cuartucho blancuzco y bien alumbrado que era el estéril reino de Draco. Pero, para ser sincera consigo misma no le habría molestado quedarse allí un par de horas más, los aurores que prácticamente la sacaron a rastras obviamente pensaron lo contrario.
Tiene las manos sobre la mesa, los dedos desnudos entrelazados, y sabe que no podría apartar mucho las muñecas si lo intentara por el fuerte hechizo de amarre entre ellas. Como un pensamiento tardío se pregunta donde quedó su anillo de compromiso, ese de oro blanco y diamantes que Alexandre había ayudado a su padre a elegir y pagar, y que luego fue puesto en las manos angustiadas de Draco para que se lo obsequiara frente a sus familias en ese extraño verano del 2003. No se preocupa por sencillo anillo de matrimonio, una simple banda de oro que era todo lo que Draco podía pagar en ese momento, pues sabe con seguridad permanecía en su tocador acumulado polvo donde lo había dejado casi seis meses atrás. Examinaba cuidadosamente sus uñas mordidas lamentando en silencio los pedazos de esmalte rosa bebé que permanecían, tercos, a abandonarla, cuando la puerta se abrió enérgicamente.
Un hombre delgado, sin afeitar y el cabello rubio sucio, entra con una abultada caja bajo el brazo. Si no supiera para que esta aquí, la reluciente túnica negra con los brillantes broches plateados se lo dirían, tan clara y amablemente, como un escupitajo en la cara. Él camina, con sus pesadas botas retumbando como un maldito gigante, antes de dejar caer la caja con un sonoro "plas" sobre la desvencijada mesa de madera. Claramente se encuentra más nervioso que ella, tratando de intimidarla haciendo un gran espectáculo de sí mismo, la pena ajena aprieta su estomago con su mano opresiva.
Él aparta la silla de enfrente y se sienta, de espaldas al espejo.
—Entonces, Lady Malfoy, digame ¿Qué es lo lleva a una bella dama tan delicada como usted, en fría noche de septiembre, al Este de Sussex?
—Estaba dando un paseo —Responde apenas sonriendo e imitando el tono medio coqueto del auror.
El hombre levanta una ceja mientas que su ojo derecho palpita —¿Un paseo? ¡Valla, es usted toda una deportista, Lady Malfoy!
—Soy toda una entusiasta de los deportes, sí. Estoy en muy buena forma, si necesita saberlo para su informe.
—Sí, estoy seguro que debe serlo, porque caminar más de 55 millas en unos costosos zapatos de charol desde su bonito apartamento en Bloomsbury —Hizo una mueca de dolor mientras silbaba.
—A veces una chica solo debe levantarse y caminar. Es una necesidad. —Mantuvo la sonrisa por unos interminables cinco segundos solo por la satisfacción de ver temblar el parpado del auror antes de dejarla caer y respirar profundamente, sintiendo el corazón golpear contra su sien. Imaginando el dolor de cabeza que no tardaría en aproximarse, y tratando de terminar con esto lo antes posible, dijo: —Solo pregunte lo que quiera preguntar, me gustaría ir a casa en algún momento del día, gracias. Y tengo un nombre como seguramente sabe, Astoria, agradecería que lo usara.

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Tears of a Flower
FanfictionHarry Potter -famoso auror- y Ginny Weasley -ex cazadora profesional- tiene una relación de seis años, una casa y dos hijos. Su vida es "perfecta". Pero, la perfección no existe y la paz es solo una ilusión. Ginny lo sabe, sus sueños constantes con...