|DIEZ|

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ALIENTO 


El reloj de péndulo anunció la medianoche. En los oídos de Ivonne, aquello se escuchaba lejano, vacío, y tan molesto como el mosquito que revoloteaba cerca. Sopló aire caliente, de su boca húmeda, cuando este se poso tranquilamente sobre su nariz, dio un manotazo y el pequeño insecto huyó sin tener en cuenta el fuego de la chimenea donde sus pequeñas alas se achicharraron presas del brutal calor. Desparramada en la alfombra la muchacha observó tranquilamente como el insecto trataba inútil y desesperadamente de evitar su fin. Una dulce balada en ingles salía del tocadiscos del pasillo.

El pequeño gatito atigrado al que le faltaba un ojo, clavo sus garras en su vientre exigiendo atención. La morena extendió la mano rascando su cuello.

—¿También estas aburrido, Cíclope? —El animal ronroneó contra su mano antes de morderla— ¡Auch! ¿Quieres que te acaricie o no, bicho bipolar?

Cíclope bufó enseñando sus dientes. Ivonne gruño y el animalito desapareció tras el sofá de piel de dragón.

Estaba tan hastiada del encierro después de menos de un día, que no podía ni imaginar cómo pasaría el resto del tiempo de su arresto domiciliario. Camille Bodeler, la descerebrada novia de Zacharias Smith, la había acusado de envenenarlo porque, según ella, estaba celosa de la relación que los dos llevaban. Para la morena todo el asunto era tan incoherente que rayaba en lo absurdo; podía asegurar que detestaba, aborrecia y que la mera presencia de Zacharias Smith le enfermaba, pero de ahí a matarlo había un largo trecho, ¿Cómo es que alguien podía creer la sarta de incoherencias en los dichos de Camille? ¡Era tan obvio que mentía! Pero parecía que los aurores creían muy posible semejante estupidez. Ahora solo quedaba esperar a que todos se dieran cuenta del error.

Al tiempo en que la pelinegra se lamentaba de su situación en voz baja, alguien introdujo la llave en la cerradura, giró la perilla y atravesó la puerta tirando el sombrillero.

—¡Teddy ten cuidado con el sombrillero! —Exclamó la chica sin levantarse— ¡Y con la alfom...! —Un golpe sordo la interrumpió —No importa.

—Llegue —Anunció el chico sobando su rodilla machucada y levantado la maltratada caja de pizza —¡Traje comida!

—No tengo hambre.

Teddy se quito la chaqueta arrojándola sobre el sofá y detrás de este se asomó. Bajo sus ojos castaños enormes ojeras ensombrecían sus rasgos, su cabello azul lucia solo un poco más apagado, no sabría decir no se encontraba de humor o si solo no se había duchado esa mañana.

—¿Segura? Es pizza —La chica movió la cabeza de lado a lado— Tiene aceitunas negras

Se recargo en los codos, viéndose levemente interesada entrecerró los ojos —¿Con piña?

El muchacho miró al techo —La mitad fue corrompida con tu asquerosa fruta que, por cierto, no debería ir en una pizza.

—¡Es delicioso! —Se defendió parándose —Lo sabrías si la probaras.

—Paso, gracias.

—¿Día complicado? —Preguntó poniendo un par de platos sobre la isla de la cocina.

Teddy sacó del refrigerador dos botellas de cerveza de mantequilla. Los labios del muchacho se curvaron hacia arriba, un brillo travieso paso fugazmente por sus ojos —Se podría decir, —Dijo— Casi la mitad del ministerio me dio su pésame, creen que mi novia me puso los cuernos con nuestro instructor.

Ivonne hizo un sonido de asco —¿Te parece divertido?

—No te lo tomes tan en serio, Ivonne. —destapo una de las botellas pasándosela. Sus dedos se rozaron, la piel de Teddy se sentía helada en comparación —En unos días todo se aclarara y podrás volver al entrenamiento.

—¿Cómo esperas que no me lo tome enserio? —Demandó débilmente dando un largo trago. Teddy sonrió levemente viendo como su labio inferior sobre salía un poco, parecía tan tierna. —Todos creen que salía con el idiota de Smith. ¡Smith! —Exclamó alterada— Y aparte me consideran una asesina.

El peli-azul lanzo una risa nasal, sacándole una sonrisa a la chica —Mujer, tienes que ordenar tus prioridades.

—Te aseguro que mis prioridades están bien ordenadas —Contesto cortando la grasosa masa— preferiría que pensaran que soy una asesina, a que crean que era la amante de ese energúmeno —Dejó el cuchillo y su mano subió su garganta donde aún quedaban pequeñas zonas moradas. El brillo enloquecido en los ojos de ese hombre seguramente haría una aparición estelar en sus próximas pesadillas.

El muchacho se acercó por atrás. Sus brazos rodearon suavemente el vientre de la muchacha y su barbilla descanso en su hombro. Unos labios húmedos borraron los fantasmales dedos de Zacharias. Retuvo el aliento, sus ojos se cerraron sin quererlo.

Por un minuto entero ambos parecieron quedar atrapados en un trance. La mujer sintió la sangre subir a sus mejillas. Tratando de ignorar el sentimiento palpitante de su corazón, se aclaro la garganta.

Teddy se aparto, pareciendo incomodo. Sus ojos cambiantes en ningún momento dejaron de mirarla.

—yo... esto... Teddy... eh.. Quería... Quiero agradecerte.

—Solo son cinco libras, amor— Contesto acercando un pedazo, sin piña ni jamón, a su boca.

—No hablo de eso —Sonrió alcanzándole una servilleta de papel— Es un gracias por dejarme vivir aquí. Sé que te cause muchos problemas con Victorie, y que por mi culpa rompieron.

—Nosotros no...

—Escuche lo que dijo —Interrumpió— No soy sorda, tal vez un poco chismosa. Lo que trato de decir es que significa mucho para mí todo lo que estás haciendo.

Marrón contra marrón, sus ojos no se desconectaron en ningún momento. En los ojos de ella se podía ver la gratitud, el cariño y pequeños atisbos de un sentimiento extraño, tan diferente como parecido, por aquel chico.

El aprendiz de auror dejó la comida en el plato, tomó la servilleta limpiando sus manos mientras de sus labios oraciones cargadas de sentimiento se dejaban oír.

—No hables como si estuviera sacrificado todo por ti. Eres mi amiga, lo has sido desde que tenía ocho años y me perdí en el mundo muggle. Yo soy quien debe agradecerte, desde que la abuela murió me sentía bastante solo en casa, ahora es imposible sentirme solo cuando cada rincón es llenado con tu encantadora presencia.

—Teddy... —Se conmovió. Parpadeo rápidamente, tratando de alejar las lágrimas.

Se acerco y la estrecho entre sus fuertes brazos —Por favor, no actúes como si fueras la causa de todos los males del mundo. Eres una persona maravillosa y soy afortunado de tenerte en mi vida. Y lo que paso con Vicky no es tu culpa, una relación es de dos, en la nuestra éramos como cinco.

—Gracias —dijo cuando se separaron— Has logrado alegrar un poco este día tan horrible.

El ahijado de Harry Potter hizo una reverencia burlona —A eso me dedico, bella dama.

Curvo sus labios hacia arriba mientras limpiaba un par de lagrimas traicioneras —Ahora qué tal si mueves tu varita y calientas un poco la comida, lo haría yo pero tu padrino me confisco la varita.

Tears of a FlowerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora