Capítulo 03

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Jaehyun entró en el aula como todas las mañanas.

Saludó a sus alumnos y dio su clase con buen humor, ganándose aún más admiración y respeto por parte de los estudiantes.

Hizo un par de chistes que no comprometían su profesionalismo, y los dejó ir con una ligera carga de tarea solamente para refrescar el tema de oferta y demanda, pues algunos habían fallado en su reciente prueba.

Los jóvenes se despidieron de poco a poco, dejando al profesor mirando hacia la ventana.

Apretó los ojos y sintió su estómago revolverse cuando identificó unos pasos se acercándose a él.

- Si quiere puede recomendarme como tutor, yo puedo ayudarlo – ofreció amablemente.

- Me conformo con que ayudes a Park – sonrió sin girarse a verlo.

- Jisung dice que no me necesita. Creo que lo hará bien por sí mismo –

Jaehyun asintió y lo miró.

- ¿Necesitas algo más? –

El menor lo observó en silencio por unos segundos, y sonrió negando.

- Sólo darle las gracias – le entregó su tarea – por responder el mensaje el otro día. Pensé que no lo haría –

- No te preocupes – leyó el trabajo superficialmente – es lo menos que podía hacer por uno de mis alumnos más destacados –

- Ya veo –

El chico se acercó a él, haciendo al mayor contener su aliento.

- ¿Por qué está nervioso, profesor? – sonrió con tristeza – yo no voy a hacer nada que ponga en riesgo su empleo –

- Yo... -

- Siento si lo incomodé – retrocedió en sus pasos – que tenga un buen día – deseó caminando hacia la puerta.

- Donghyuck – llamó, haciéndolo detenerse.

El mencionado se giró para encontrarse con él, notándolo cabizbajo.

- ¿Tus... tus amigos lo saben? –

El moreno frunció el ceño.

- No. No les he dicho nada, profesor –

- Bien – asintió tímidamente – que siga de esa forma –

Donghyuck dio un último asentimiento y salió del aula sintiéndose extrañado.

¿Por qué no debía?





Bien, el "no" ya lo tienes.

Se dijo a sí mismo.

No eres una gallina.

Tomó un largo suspiro y esperó a que todos sus compañeros abandonaran el aula, sintiendo como su estómago se estrujaba.

La idea era bastante estúpida.

De hecho, no recordaba la última vez que sus amigos le habían dado un buen consejo para ayudarlo a salir de sus problemas pero, mierda, situaciones desesperadas, medidas desesperadas.

Sostuvo firmemente su cuaderno contra su pecho, con la esperanza de que sus temblores fueran imperceptibles, y se acercó a pasos lentos hacia el escritorio, donde el profesor le daba la espalda mientras limpiaba concentrado el pizarrón.

Sin saber que decir, aclaró su garganta para llamar la atención.

El catedrático se giró con el ceño fruncido, notablemente confundido.

- ¿Necesita algo? –

- Profesor – tragó duro – yo... -

El mayor se sentó, apoyándose en el respaldo de la silla y se cruzó de brazos.

- ¿Entonces? – ladeó la cabeza – no tengo todo el día –

- Yo... - el menor se acercó más a él – quería decirle que lo admiro mucho –

Sicheng mordió su lengua y asintió con una mueca.

- ¿Bien? –

- Y que – dejó caer su cuaderno frente a él, y su mochila a sus pies – que a mí en realidad me gusta, señor Dong. Me gusta mucho –

Eso era medio verdad.

El señor Dong era uno de los profesores a los que encontraba atractivos, pero ni en sus peores pesadillas se habría imaginado coqueteando con él.

- Joven – sonrió de lado - ¿qué está haciendo? –

- Me estoy declarando a usted – respondió inseguro.

Sicheng asintió, mirándolo de arriba abajo, haciéndole sentir ligeramente incómodo.

- Park, ¿no? – se acercó a su escritorio para tomar su registro.

- S-sí –

- Veamos – hojeó con el ceño fruncido – Park, Park, Park... Park Jisung – lo miró sonriente.

- Sí, señor –

- Reprobaste la última asignación, y tu entendimiento no parece ir más lejos de las tasas de interés básicas que vimos iniciando el curso, ¿me equivoco? –

- No, señor – murmuró – pero no es eso... -

- Vamos a pretender que sí – dejó los papeles sobre la superficie – que usted gusta de mí, ¿por qué confesarse de esta manera? Justo después de que entregué sus calificaciones de la primera mitad del semestre –

- ¿Y por qué no? – sonrió poco convencido – si no lo hacía ahora, no lo haría nunca, y francamente creo que sería mejor cuando aún tenemos tiempo para vernos sin que parezca extraño –

El mayor lo observó en silencio, se levantó para rodear el escritorio y caminó lentamente hacia él.

Jisung se congeló en su lugar, sus temblores siendo ahora incontrolables.

- Señor Park – murmuró muy cerca de él – ¿habla usted en serio? – interrogó, levantando su mano para acariciar su cuello con su pulgar, haciéndole consciente de su propio pulso.

- S-sí, señor Dong. Hablo en serio –

El profesor sonrió, bajando su mano por su brazo, acariciándolo lentamente e inclinándose ligeramente sobre él.

Cerró los ojos, expectante, y contuvo la respiración.

Sucederá lo que tenga que suceder.

Apenas registró el tirante de su mochila deslizarse nuevamente sobre su hombro.

- Casi le creo – rió ronco – ahora salga de mi vista antes de que lo reporte –

- Señor... - susurró abriendo los ojos.

- Vaya, Park. Está agotando mi paciencia – sentenció volviendo a su silla.

El menor asintió torpemente antes de salir lo más rápido que pudo del lugar, dejando al otro solo.

Sicheng se apoyó en su asiento y restregó sus manos por su rostro, dejando salir un suspiro pesado.

Bueno, eso era una lástima.

Créanlo o no, Dong "no salgo con alumnos" Sicheng es el más descaradito de la historia.

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