Capítulo 21

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Donghyuck de verdad quería sentirse aunque fuera un poquito mal por sus amigos, pero la estaba pasando tan bien.

Jaehyun había bajado el capote de su auto para sentir el fresco viento de la carretera mientras se dirigían a tomar su almuerzo a la montaña.

Su "yo" responsable normalmente habría optado por no tomar el peligroso camino ahora humedecido por la lluvia, pero su "yo" enamorado simplemente no podía dejar de cantar junto al mayor.

El auto se estacionó en un claro, donde había instaladas unas mesitas de madera.

Ambos tomaron sus chaquetas y las pusieron en las bancas para cubrirse de la humedad.

- Que día tan pesado – se quejó el moreno, tomando un bocado de su comida.

- Por favor – bufó – te saltaste las dos primeras clases –

- No estoy seguro de si me gusta que me vigiles en la escuela – lo miró – pero estoy muy cansado para que me importe –

- No te vigilo – medio mintió – Yuta me dijo que tú y Park no llegaron a tiempo, pero que tú ni siquiera hiciste el intento –

- ¿Dijo algo más? –

- Que te va a reprobar – rió – quiero ver que eso suceda –

- No lo subestimes –

Jaehyun lo rodeó con su brazo y lo atrajo más cerca de sí.

- Bebé – besó su mejilla – de verdad me encanta estar contigo –

- ¿Eso significa que estamos en algo serio? –

- ¿Qué pensabas? –

- Que sólo nos acostaríamos y seguiríamos con nuestras vidas – sacudió sus manos – me gustaba ese plan –

- Claro que no – rió.

- Claro que no – aceptó, acercándose a besar sus labios.

Jaehyun se separó luego de unos segundos.

- ¿Ya no quieres comer? –

- Quiero que me lo hagas sobre esta mesa – pidió, levantándose ligeramente para colocarse sobre la superficie – que después me digas que me amas y me lo hagas de nuevo en el auto –

- Yo ya te amo – gruñó, acomodándose sobre él para comenzar a chupar y mordisquear su cuello.

Haechan jadeó y miró el cielo.

Podía sentir como lo tocaba con cada segundo que pasaba.





Sungchan se sentía divertidamente nervioso.

Puesto que John había sido tan hermosamente amable con él durante las últimas semanas, pensó que sería generoso de su parte devolverle el favor, también considerando que había descuidado completamente su intimidad.

Decidió sorprender el mayor y pasar a una de esas tiendas para adultos a comprar un par de caramelos (especiales para la ocasión) y uno que otro artículo saborizado.

Ni siquiera podía pensarlo sin enrojecer.

Sonriente, entró en su departamento, sintiendo ya como su cuerpo comenzaba a calentarse y la sangre acumularse en su entrepierna.

- ¿Amor? – llamó su pareja desde la cocina.

- ¡Voy! – canturreó juguetón.

Pensó en entrar haciendo una clase de baile sexy para su novio, pero gracias al cielo ni siquiera lo había iniciado.

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