Capítulo 20

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Su día en general iba en la mierda.

Se le había hecho tarde esa mañana, producto de su falta de sueño, por lo que sus amigos podían haberse molestado con él cuando no pasó por ellos.

O no.

No tenía forma de saberlo.

Su profesor de administración lo había dejado fuera de la clase por la tardanza, su mochila se había empapado con la lluvia, y ni hablar de Sicheng que no le dedicó una segunda mirada.

Como si la quisiera.

Estaba en los vestidores, cambiándose a su habitual uniforme y esperando indicaciones del entrenador para saber si la cancha estaba en condiciones esa tarde.

Esperaba que no. En realidad, esperaba que todo el mundo se fuera a la mierda.

- Que gran día – dijo su compañero, llamando su atención – Nakamoto me llamó a su oficina y me dio una lista de tareas sencillas para recuperar mis créditos ¿no es genial? –

- Sí – murmuró Jisung en respuesta.

- ¿Crees que haya entrenamiento? –

El menor miró por la ventana y negó.

- La lluvia está fuerte. Parece que tendremos que volver a casa –

- O tendremos que quedarnos en el gimnasio a probar resistencia – lloriqueó.

- Jeno – lo miró aturdido – no necesito tu negatividad ahora –

- Estoy siendo realista – dijo el azabache, caminando hacia la salida de los vestidores.

- Ya sé – hizo una mueca, siguiéndolo – pero no quiero eso hoy –

Varios estudiantes se dirigieron al pasillo que los conectaba con el gimnasio y comenzaron a expandirse a través de la cancha.

- ¿Sabes algo? – se detuvo en la entrada – no me siento con ánimos –

- ¿No te vas a quedar? –

- No creo... -

- ¡Jisung! –

El mencionado se giró hacia la voz que le llamaba y negó resignado.

Jaemin caminaba hacia él a pasos furiosos. Sabía que estaba molesto y no lo culparía por ello.

- ¡Yo no te mentí! – insistió, empujando con fuerza el cuerpo del más alto.

- Woah – exclamó Jeno, sosteniéndolo por el pecho – Jaemin, cálmate –

- ¡Eres un idiota! –

Jisung no dijo nada. Ni siquiera podía ver otra cosa que sus tachones.

- ¡Mírame! – exigió.

El menor levantó la cabeza lentamente.

- Lo siento – murmuró.

- ¿Lo sientes? – rió amargo – no me vengas con esa mierda –

- Jaemin... -

- ¡No me toques! – gruñó, empujando el cuerpo del azabache.

Jeno lo miró sorprendido.

No logró detenerlo cuando levantó su puño que aterrizó contra la mejilla del menor.

- ¡Levántate! – ordenó – levántate y repite toda esa mierda –

El chico obedeció en silencio, sintiendo su rostro ser golpeado nuevamente, esta vez más despacio.

- Defiéndete – pidió.

Se acercó a él con intención de volver a golpearlo cuando una mano se apretó en su hombro con fuerza.

- Un golpe más y se va expulsado, Na – espetó en voz sospechosamente baja – a mi oficina, ahora –

El mencionado lo miró con recelo y se zafó del agarre con brusquedad, cumpliendo la orden.

- Vamos – susurró Jeno al menor, quien se mantuvo quieto mirando al docente frente a él.

Sicheng lo miró con desprecio por un segundo antes de encaminarse a lo largo del pasillo.

- Jisung – llamó Jeno nuevamente – necesitas ir a la enfermería –

El castaño asintió y siguió sus pasos hacia la segunda planta.

Igual no quería saber nada ya.





El chino se apoyaba en el escritorio con los brazos cruzados.

Podía pasar toda la tarde mirando la lluvia caer, pero tenía asuntos importantes que atender.

Se giró hacia el menor, que permanecía cabizbajo en la silla frente a él.

- ¿Golpes, Na? –

El chico no lo miró.

- Jaemin – suspiró – sabes que esa clase de comportamiento... -

- ¿Le molesta darme mi castigo ahora para que pueda ir a casa? – murmuró con la voz enronquecida.

Sicheng caminó despacio hasta quedar frente a él y colocarse de cuclillas.

- No me interesan los problemas de adolescente que lo llevaron a atacar a su compañero – sinceró – pero me importa que comprenda que no es correcto actuar de esa manera –

El azabache negó, comenzando a soltar pequeñas lágrimas.

- Estaba enojado –

- Ya sé – asintió – pero esa no es una forma adecuada de liberar nuestras molestias –

Jaemin rió sin diversión. 

- ¿Entonces cómo? –

- ¿Deporte? – rió - ¿qué sé yo? Lo único que puedo asegurarle es que no sólo no se siente aliviado, sino que se siente culpable –

- No quise lastimarlo – confesó – pero no podía detenerme. No era yo –

- Exactamente – sonrió – ese no era usted. Ese no eres tú –

Jaemin lo miró. 

- ¿No lo soy? –

- Sé que no eres un mal chico – se encogió de hombros – eres un terrible estudiante, pero definitivamente no eres un mal muchacho –

El azabache miró las manos ajenas apoyadas en sus rodillas y lo pensó.

¿Realmente era una buena persona?

Jaemin, no lo hagas.

¡Holi! Pues aquí les traigo actualización doble por que soy bondadosa.

L@s amo ❤️

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