𝟕. 𝐔𝐧𝐚 𝐩𝐞𝐜𝐮𝐥𝐢𝐚𝐫 𝐧𝐨𝐜𝐡𝐞 𝐝𝐞 𝐇𝐚𝐥𝐥𝐨𝐰𝐞𝐞𝐧.

595 64 3
                                    

Antes de darme cuenta, me percaté de que ya llevaba dos meses en Hogwarts. Era increíble. Me sorprendió lo rápido que el tiempo se me había pasado. De un momento a otro, había llegado Halloween. Aquella mañana, nos despertamos con el aroma de calabaza asada flotando por todos los pasillos. Y, además, el profesor Flitwick anuncio en su clase de Encantamientos que pensaba que ya estábamos listos para empezar a aprender a hacer volar objetos.

En la clase, Flitwick nos puso por parejas para que practicáramos. A mi me toco de pareja con Lavender. Junto a nosotras estaban Harry y Seamus, mientras que al otro lado de ellos se encontraban juntos Ron y Hermione. Era difícil quien estaba mas enfadado de los dos. Hermione no les hablaba ni a Ron ni a Harry desde la noche del encuentro con el cerbero... Miento, les había hablado una vez, solo una única vez, cuando Harry recibió una escoba, pero acabaron de nuevo enfadados. No entendía porque Hermione no me hacía caso cada vez que trataba de decirle que los dejara a su aire, allá ellos si luego se metían en algún lío, solo sería culpa suya.

—Y ahora, no os olvidéis de ese bonito movimiento de muñeca que hemos estado practicando —explicaba el profesor—. Agitar y golpear: recordad, agitar y golpear. Y pronunciar las palabras mágicas correctamente es muy importante también. No os olvidéis nunca del mago Baruffio, que dijo «ese» en lugar de «efe» y se encontró tirado en el suelo con un búfalo en el pecho.

No era fácil. Me costó bastante lograr algo. Pero supuestamente era la semidiosa y bruja muy poderosa de una profecía según Dumbledore y Quirón. No, definitivamente no lo era. Agité y golpee, pero la pluma no se movía, o apenas se movía en los casos en los que se elevaba un par de centímetros y volvía a caer. Lavender se quejaba de lo mucho que yo me quejaba por eso, ya que ella no lograba que la pluma se levantase ni eso. No se porque me entró la risa y se la terminé contagiando a ella también. Dejamos de reír del susto cuando al lado Seamus, de alguna forma, incendió su pluma.

Segundos después, una pluma se elevaba por encima de todos nosotros. No tardé en darme cuenta de quien era, incluso antes de que Flitwick dijera:

—¡Oh, bien hecho! ¡Mirad, Hermione Granger lo ha conseguido!

Para cuando la clase finalizó, la verdad es que casi todos lo habíamos conseguido. Salí del aula junto con Hermione y Fay. Fay y yo hablábamos, cuando oí a Ron, que iba con Harry delante de nosotras:

—No es raro que nadie la aguante. Es una pesadilla, te lo digo en serio.

Hermione entonces empezó a ir mas rápido, chocó contra Harry y se adelantó a ellos. Creí ver que había empezado a llorar. Traté de llamar su atención, pero no me hizo caso.

—Creo que te ha oído —oí a Harry

—¿Y qué? —dijo Ron—. Ya debe de haberse dado cuenta de que no tiene amigos.

No pude evitarlo, me acerqué a ellos y le di un empujón a Ron. Aunque sentí que era menos de lo que se merecía.

—Eres idiota, Weasley —le espeté—. ¿Quién te dice a ti que Hermione no tiene amigos? No hables si no sabes

Sin esperar una respuesta, corrí tras Hermione y conseguí pillarla cuando entraba en el baño. Entre tras ella e intente convencerla de que saliera, de que no hiciera caso del idiota de Ron, pero no conseguí nada, no me hizo caso. Creía entenderlo. Por lo poco que me había contado de ella antes de Hogwarts, me hacía una idea de que debía estar acostumbrada a ese tipo de tratos en su antiguo colegio y quizá esperaba algo nuevo en Hogwarts, pero al ver lo mismo, no había podido más. Y aunque no quería irme y dejarla allí sola, me obligue a hacerlo para llegar a la siguiente clase a tiempo y poder cubrir a Hermione, que no apareció en ninguna de las clases que quedaban. Por suerte, nadie dijo nada cuando excusé a Hermione diciendo que estaba enferma.

HOPE: LA UNIÓN ENTRE DOS MUNDOS. (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora