Capítulo 19

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El sol comenzaba a ponerse y se podía apreciar un cielo anaranjado desde la ventana de su despacho. Supuso que pronto debía acabar su jornada ya que, gracias a la puerta abierta, podía ver a los trabajadores comenzar a retirarse. Estiró un poco su espalda y ésta sonó con fuerza. Agh, qué bien se sentía. Se puso en pie y tomó su móvil y las llaves de su auto para irse lo más antes a su casa. Aún debía recoger lo que se pondría y llegar a casa de Jimin para bañarse y arreglarse.

Entró al elevador sin darle mucha relevancia a despedirse de las personas que aún quedaban y presionó el botón que lo llevaría al estacionamiento subterráneo. Yoongi se había ido una hora antes alegando sentirse mal. Los nervios lo están matando, pensó en su momento. Y es que no era fácil para nadie salir de una relación tóxica con una persona con quien desarrollaste dependencia emocional; porque, por mucho que el pálido lo negara, Yoongi tenía una fuerte dependencia a Jennie y su insano noviazgo por miedo a la soledad. Era triste ver todo lo que había resultado de ello, pero le reconfortaba un poco que ahora hubieran dos personas dispuestas a empezar de cero con él e interesadas en hacerle entender lo que vale.

A punto de entrar a su auto, una llamada fue recibida. Contestó acomodándose dentro, listo para partir.

—Diga. —atendió con monotonía sin ver el nombre en la pantalla.

¿Por qué tan serio? —rió la dulce voz al otro lado y una sonrisa se formó de manera automática en el rostro del pelinegro.

—No me fijé que eras tú.

Sacó en reversa su auto del estacionamiento y partió rumbo a su casa.

Llamaba para ver si nos vemos en lo de Tae o pasas por mí.

—Tenía planeado vestirme allá, además que no tengo la dirección de Taehyung.

Oh... ¡Genial! Entonces te espero aquí. Yo saldré dentro de una hora.

—¿De verdad? Yo ya salí.

La vida de jefe.

—¿Qué dices? Tú también lo eres. —rió.

Hmm, a veces lo olvido, parezco más el empleado de mi asistente.

—Puedo entenderlo: me pasa con Yoongi.

Jimin rió.

Como sea, si quieres puedes ir adelantándote y así sólo debo llegar a bañarme y vestirme.

—Ya, pero yo quería bañarme contigo. —murmuró con coquetería—. Me gusta quedar oliendo a ti.

Claro, es por eso. —respondió con voz plana.

—¡Por supuesto que lo es! ¿Por qué otra razón sería? —exclamó ofendido.

Entonces cuando te bañes usa mi gel, lo compartiré contigo ya que estás tan ilusionado por oler a mí.

—Bien, sólo que debo esperar a que salgas del trabajo para poder entrar a tu casa, y eso... ¡oh, vaya! Eso significa que nos bañaremos juntos.

No necesariamente, señor Jeon. —rió malévolo—. En el jardín de la entrada hay una linda maceta de begonias, bajo de ella hay una copia de las llaves. Siéntete libre de usarlas.

Jungkook quedó en silencio unos segundos.

—Bien jugado.

Jimin volvió a reír.

Gracias. No vayas a hacer mucho desastre, por favor.

—¿Yo? Jamás.

Muy bien entonces. Nos vemos en una hora, cariño.

Corazones Mentirosos | kookmin 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora