It Made Me Think Of You // Supercorp AU

Capitulo Veinte

Lena

Los miércoles son siempre noches lentas, y esta noche no es la excepción. Solo tengo una mesa sentada, un grupo de cinco hombres de negocios que finalmente se pusieron a negociar o lo que sea, así que les doy mucho espacio y me quedo en el bar donde aún puedo verlos y ver si necesitan más café o bebidas y copas de vino.

El bar tiene un par de mesas funcionando, y John Diggle, que está sentado en el bar, coquetea descaradamente con su esposa, Lyra, la camarera de esta noche. Me gusta Lyra. Es inteligente, divertida y muy cariñosa. Su esposo viene para casi todos los turnos que ella trabaja. Los dos siempre coqueteaban y se sonreían el uno al otro como si hubieran estado casados solo semanas, no años.

Finalmente, John se levanta y Lyra sale de detrás de la barra. Los dos se abrazan y comparten algunas dulces palabras, luego se besan apasionadamente sin importarles quién está mirando.

No puedo imaginarme besando a Diana públicamente así. Para empezar, no creo que lo tome con amabilidad. En segundo lugar, no lo sé, simplemente no creo que me sienta cómoda haciendo eso. Entonces pienso en Kara. Nos habíamos besado así en la fiesta. A medida que aparecen los recuerdos inesperados de cómo se sienten sus labios en los míos, y la forma en que se sentía como si todo el mundo aparentemente desapareciera, me encuentro deseando más.

¿Por qué está pasando esto? ¿Por qué estoy toda caliente por mi mejor amiga? ¿Por qué creo que estoy enamorada de ella?

—Entonces, ¿Cómo van los planes de boda? —pregunta Lyra, levantando una copa de vino y puliéndola junto a mí.

—¿Planes? Um, sí. Bien —Y, solo la mención de las nupcias pendientes mata mi calentura. Bien.

—¿La planificación de la boda no es realmente lo tuyo? —pregunta sonando divertida.

—Supongo —Probablemente sea mejor evitar esta discusión, ¿verdad? Pero de repente escucho la siguiente pregunta escaparse de mi boca—. ¿Cómo supiste?

—¿Cómo supe qué?

—¿Qué John era el indicado? ¿Qué no había nadie más para ti?

Una sonrisa estalla en su rostro y comienza a jugar con su anillo de bodas.

—Es mi mejor amigo. Confío en John con todo. Sé que nunca me haría daño. Me siento segura con él. Puedo ser yo misma a su lado...no pretendo ni actúo. Cada vez que sucede algo—bueno o malo—es a quien quiero contarle primero. Hay cosas que otras personas hacen que me molestan, pero cuando él lo hace, no me importa mucho. No me importa renunciar a las cosas por John. Se siente fácil estar con él, no es complicado. Trabajamos en nuestra relación, pero es el tipo de trabajo que quiero hacer, ¿tiene sentido? No fue así con mi primer esposo. Me casé con él por todas las razones equivocadas.

—¿Cómo cuáles?

—Habíamos estado saliendo durante dos años y él se propuso. Era joven y pensé que eso era lo que debía hacer. Creo que pensó lo mismo.

Se supone que debía hacer... ¿No es por eso que le propuse matrimonio a Diana? Llevamos juntas tres años. Sabía que sus padres no estaban exactamente emocionados cuando nos mudamos juntas. ¿Me había propuesto hacer que las cosas parecieran legítimas? ¿Por qué ya habíamos estado juntas por un tiempo?

—Y cuando te casaste con John, ¿tenías alguna reserva?

Ella sonríe de nuevo y tiene esa mirada lejana en sus ojos.

—No —responde suavemente, sonriendo como un bribón—. Ni una —Luego me mira con preocupación—. ¿Por qué preguntas? ¿Tienes reservas sobre casarte con Diana?

Suspiro y respondo honestamente, bueno...casi del todo honestamente.

—¿Tal vez?

—¿Son reservas justificadas? ¿O solo temores? —Pregunta con cautela, pero sin juzgar. Sus hijos son las personas más afortunadas de la historia. Su preocupación maternal por mí me hace extrañar más a mi propia madre, y agradezco el destino de que Lyra esté en mi mundo.

Pero, la pregunta de Lyra. ¿Temores? ¿O reservas justificadas? ¿Follar a tu mejor amiga y no poder pensar en otra cosa que te gustaría más es una reserva justificada? No puedo decirle eso a Lyra, así que simplemente me encojo de hombros.

—Escucha —dice suavemente, tomando mis manos entre las suyas de una manera muy maternal—. Si realmente tienes dudas y reservas, legítimas, no sigas adelante con la boda. Un matrimonio sin compromiso no es bueno para nadie.

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