It Made Me Think Of You // Supercorp AU

Capítulo Veintidós

Lena

El sábado temprano por la tarde, cuando Diana llega a casa del salón y de pasar su tiempo habitual con su mejor amiga, tengo todo decidido. He escrito un semi-guión de lo que voy a decir, y estoy armada con resolución. Cuando entra, me paro y le sonrío después de que pone su bolso en el gancho—una rara ocasión.

—¿Te gusta mi cabello? —pregunta ella, haciendo un giro.

Apenas me había dado cuenta cuando entró, pero ahora veo que su cabello está en un nudo trenzado como un moño.

—Está bien —digo, sin saber qué más decir, tratando de recordar lo que iba a decir—. No sabía que también te estabas arreglando el cabello.

—Es un estilo que estoy probando para el gran día. Aunque no estoy segura. Creo que es demasiado casual —Se gira hacia el gran espejo frente a las ventanas y se gira, mirándose desde algunos ángulos—. Entonces, ¿pensaste más en los votos matrimoniales? Yo misma escribí algunas cosas esta mañana —me dice, mirándome desde el reflejo.

Mi intestino rueda. Esto tenía que terminar. No puedo dejar que las cosas vayan más lejos.

Eso es todo. Es tiempo de irse. Esta es una apertura perfecta para el final.

—No —finalmente digo.

—¿Cuál es tu problema, Lena? No puedo hacer todo. Tú también te vas a casar. Sería bueno si realmente pareciera que quieres casarte, por el amor de Dios.

Ella está maldiciendo. Está enojada. Pero no tiene idea.

—Escucha. Diana, ven a sentarte.

Se da vuelta y pone los ojos en blanco antes de inmovilizarme con su mirada fría como el hielo y poner una mano en su cadera.

—¿Qué?

—Por favor. Ven a sentarte.

Me siento en el sofá y acaricio el cojín a mi lado. Mira el sofá y luego se acomoda en su silla favorita, la que también es la favorita de Kara y tengo que sacudir mi cabeza ante las imágenes de Kara sentada allí. En este momento se trata de Diana.

Respiro profundamente y lo dejo salir, usando algunas de las técnicas de actuación que he aprendido. Estoy a punto de entregar las líneas más difíciles de mi vida—pero no puedo ver ninguna otra manera.

—Te amo. Espero que lo sepas.

—Sé que sí, solo tienes una forma divertida de mostrarlo.

—Por favor, Diana, déjame terminar.

Sacude la cabeza como si dijera "lo que sea" y luego agita su mano indicando que puedo continuar.

—Te amo. Lo hago. Yo...—Mi voz se atora en mi garganta y trago el nudo que bloquea mis palabras—. No estoy enamorada de ti. No puedo casarme contigo.

Unos quince segundos, tal vez más—Diana analiza y vuelve a reanalizar mis palabras. Palabras cuidadosamente elegidas.

—¿Qué?

Quiero responder, pero todavía me estoy recuperando de recitar mi guión cuidadosamente diseñado.

—Lamento haber sido tan agresiva —dice, levantándose de su silla y uniéndose a mí en el sofá.

—No es eso —interrumpo.

—Entiendo tus temores. Toda esta planificación es caótica y estresaría a cualquiera. En unos meses, la boda habrá terminado y volveremos de nuestra luna de miel y todo se calmará. Ya verás. Nuestra cabaña junto a la playa será justo lo que necesitas. Lo que necesitamos. Lamento haberte agobiado con todos estos detalles. Yo me encargaré del resto de todo. Haremos una fiesta al respecto.