△Cap.10: «Inception»▲

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A la mañana siguiente




Un nuevo día saludo a los residentes de la mansión Xavier para superdotados. El color rosáceo en el cielo dio los indicios de la madrugada mientras los pájaros comenzaron sus cantos cerca de los ventanales del castillo con euforia. La brisa fresca de la mañana meneo las hojas de los arboles con suavidad botando algunas en el proceso. Los primeros rayos del sol resplandecieron sobre los verdes campos de la mansión haciendo brillar su majestuosidad.

Para todos los estudiantes que madrugaban no había mejor incentivo para empezar su mañana que esa relajante y melodiosa vista, a excepción claro, de los que aún se negaban a abandonar la comodidad de sus camas.

Los pasos apresurados y otros calmados inundaron los pasillos de la escuela. Las puertas abriéndose y cerrándose se convirtieron en el acostumbrado sonido del comienzo de otro agitado día, las vacaciones estaban acercándose y el ambiente estresado comenzaba a cambiar por otro más festivo. Los pasillos comenzaron a llenarse de estudiantes corriendo de un lado a otro, un panorama de lo más normal para los instructores y tutores que se preparaban para iniciar sus horarios.

Aunque, no muy lejos de todo el ajetreo que provocaba el día, en uno de los muchos corredores del lugar, había una habitación que aún permanecía en silencio, al final del pasillo, en un área exclusivamente para instructores. La habitación de cierto pelinegro era la excepción a todas las demás.

Peter se removió entre sueños cuando un rayo de sol le golpeo en la cara. Frunció el ceño y girando en las sabanas busco la presencia de Laura en la cama. Sin embargo, lo único que encontró fue otro cuerpo más grande que lo atrajo entre sus brazos. Insatisfecho con abrir sus ojos, se refugió en el agarre y sonrió inconscientemente al momento que unos tibios labios rozaron su frente.

Estaba acostumbrado a tener sueños como ese; donde unos brazos cálidos le encerraban contra la piel canela desnuda al tacto mientras que el olor a una colonia conocida y un ligero aroma a tabaco inundaban su olfato. Le encantaba esa combinación. Suspiro con satisfacción enterrando su rostro en la curva del cuello donde el aroma era más fuerte. Se sentía tan real y lo detestaba.

Le disgustaba demasiado sentirse tan cómodo en sus sueños para luego despertar con decepción al encontrar una almohada atrapada entre sus brazos y piernas. Murmuro palabras no muy entendibles y se dio la vuelta para dejar su espalda contra el cuerpo que le detenía, balbuceo con otra sonrisa cuando un brazo pasó por su cadera para atraerlo más cerca.

El toque de los labios cálidos sobre su cuello descendió hasta llegar a su hombro. Un escalofrío le recorrió la espalda cuando escucho la risa ronca tan cerca. El pecho desnudo se presionaba con fuerza detrás de él mientras que una pierna se colaba entre las suyas.

Respiro hondo al tiempo que una mano se coló por debajo de su camisa acariciando su abdomen, su espalda se arqueo por inercia elevando su trasero. Un corto jadeo se escapó de sus labios cuando la misma mano abandono su estómago para acto seguido apresar uno de sus muslos en un apretón. Apretó las sabanas cercanas a su puño ante los besos cortos que se repartieron por su mejilla, y casi fue consiente del llamado a su nombre.

Entreabrió sus ojos por un momento recibiendo el reflejo de la luz del sol en su cara. Bostezo, estiro sus brazos arriba de su cabeza dejando escapar un bajo gemido en el proceso, ignoro el hecho de que su cadera seguía siendo sostenida y se reacomodo para cerrar los ojos de nueva cuenta. Abrazo la almohada más cercana y en un flojo acto, movió su cadera para más comodidad.

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