Cuando amas a alguien, consideras a esa persona tu refugio, la razón por la cual tus latidos se aceleran y tú sonrisa se dibuja amplia en tu rostro por el más mínimo detalle. Aunque.
¿Qué pasa cuando esa misma persona te desiluciona?
Seria el final...
Los pasillos de la mansión se mantenían con el sonido rutinario de los zapatos corriendo, saltando o caminando tranquilamente sobre la madera, el horario matutino se mantenía como uno de los más agitados para los estudiantes que detestaban levantarse temprano para sus pruebas o clases. No era un secreto que la mayoría tenía cierta molestia entre ellos para obtener un desayuno decente antes de que la cocina se convirtiera en una zona de guerra.
Pero si se encontraban en el segundo nivel de la mansión y escuchaban con atención podían escuchar el sonido de las ducha entre las diferentes recamaras, una de ellas en específico, y no esta demás decir más espaciosa que las contrarias se encontraba en la misma condición.
Logan nunca fue una persona que se dejara llevar por sus pensamientos en la ducha, oh eso era lo que creía. Apenas había dormido en toda la noche pensando en Peter, las palabras de ese tipo aún no se borraban de su mente provocando que en más de una ocasión se levantara de su cama y diera un pequeño recorrido por el pasillo.
Su habitación estaba localizada a una buena distancia de las recamaras de Peter y Laura, y eso le frustraba. Trato, en verdad resistió la tentación de buscar al velocista, aun cuando cada intento era en vano, siempre que Laura le guiaba por la mansión para mostrarle las nuevas construcciones no perdía la esperanza de encontrarse con el menor, se conformaría con solo apreciarlo a la lejanía, pero ni siquiera esa suerte tenia.
Suspiro decepcionado apoyando sus manos en la pared de la ducha.
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Cerró sus ojos dejando que las gotas de agua terminaran de mojar por competo su cabello, la espuma se deslizaba por su cuerpo gracias a la fuerza con que el agua del grifo corría. Detestaba los baños calientes, pero en ese momento sus músculos tensos se lo agradecieron.
El vapor del agua caliente llenaba el pequeño espacio de un ambiente más húmedo, el vidrio se encontraba empañado, pero la silueta del mayor aún era visible por la luz de la ventana. No le dio importancia al tiempo que estaba gastado bajo el grifo, lo único que rondaba por su cabeza eran las dudas, ¿Merecía una oportunidad?, ¿Peter le permitiría acercarse algún día?, ¿Habrá pasado la noche con ese imbécil?. Siento esta ultima la que más le tenía irritado, Peter era libre de hacer lo que quisiera con quien quisiera, pero él no mentía.
Podrían haber pasado casi siete años pero sus sentimientos nunca cambiaron, seguía siendo el mismo idiota enamorado que adoraba cada una de sus facetas, disfrutaba de cada uno de sus berrinches, la forma en que los hoyuelos del menor aparecían cada vez que su risa no podía ser contenida, la dulce imagen de su cabellera alborotada por la mañana, la satisfacción de consentirlo con la comida que más le gustaba, y se detestaba tanto por tirar todo al vacío.
