Ocho

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GRECIA JHONSON.


Pintar era una de mis terapias contra el estrés y la ansiedad. Deslizar el pincel con pintura sobre el lienzo en blanco que poco a poco las pinturas iban tomando forma con los colores que deslizaba.


Desde niña la pintura había llamado mi atención cuando fui a un viaje de la escuela a un museo de artes donde exhibían las mejores pintura de todos los tiempos y fue cuando me obsesione con las pinturas de distintos artistas famosos.

Pintar me transportaba a la tranquilidad ya que dejaba todas mis angustias y problemas con cada pincelada.

Amaba pintar, crear pinturas que solo mi mente se ideaba a imaginar.

En este caso había comenzado a dibujar un rostro masculino con pinceladas suaves, no tenía rostro me dejé llevar tanto que terminé creando un par de ojos de diferente color.

Jax Mason.

Dibujé sus pestañas oscuras resaltando sus ojos, sus labios y sus espesas cejas oscuras. Lo dibujé serio pero sin perder esa esencia y elegancia que lo caracterizaba tomé el negro y pinte el fondo recreando su oscuridad, oscuridad que cualquiera podía sentir incluso yo.


Finalicé la pintura colocando mi firma y fecha estaba más que satisfecha  con el resultado lo guardé en el fondo de la pequeña habitación nadie podía ver esa pintura más que yo.

Mi cuarto de pintura era en una de las habitaciones del fondo de la casa, una habitación que nadie usaba y papá transformó para mí como mi cuarto de pintura.

Nada me daba más tranquilidad que estar en mi propia casa.

De la nada Ally pega un grito que me pone alerta y no me da tiempo de quitarme el overol con pintura, corro por el pasillo al mismo tiempo que mis primos salen de mi habitación.

Dejemos claro que aquí  no había tranquilidad.

Llego a donde se encuentra Ally, el corazón me martilla el pecho por el susto y detengo mi andar frenando de golpe al ver la razón por la cual Ally estaba gritando.

Ella sostiene el pomo de la puerta observando al hombre de un metro ochenta frente a ella.

—Buenas tardes —saluda en un tono serio —señor— se refiere a mi papá.

Papá pasa por mi lado con las manos envueltas en guantes y llenas de tierra, esta sudado y esconde su cabello en un sombrero de paja que era de mi abuelo una clara señal que estaba consintiendo a sus otras hijas: Las plantas.

—¡Ally! —la regaña — vuelves a gritar de esa forma y te encierro en tu habitación durante un mes recuerda tu último castigo por escaparte al concierto del cantante ese.

Suelto una carcajada que callo cuando papá me da una mala mirada.

—Buenas tardes —habla Jax — soy el cantante ese por el cuál castigo a su hija pero puede llamarme Jax.

Papá levanta las cejas.

—Un gusto—lo observa. Papá mantiene su espalda recta sacando a prueba sus entrenamientos como cadete. Ambos son del mismo tamaño, creo que Jax es unos centímetros más altos—¿cuál es la razón de su visita? — papá es directo.

La Oscuridad de Jax [1]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora