Siete

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GRECIA JHONSON.

El enojo estaba en mi sistema queriendo arrasar como un huracán para dejar desastre a mi alrededor. No podía dejar de pensar en como Daniel había sido parte de mi vida durante más de un año de amistad y meses de novios donde compartí tantas cosas con él, mis miedos, fortalezas y debilidades.

Me dolía, mucho pero más Alanna. Habíamos ido a kínder juntas nos conocimos tan bien que nunca me fijé en la envidia que emanaba contra mí hasta que supe de la falsedad de sus actos en meterse con Dan, no solo ella tenía la culpa él también por el deseo carnal que tuvieron ambos en irse a la cama a pesar de uno ser mi novio y la otra mi mejor amiga.

Ahora ella estaba con el amor de mi vida. 


Jax me observaba en silencio, podía sentir el peso de su mirada mientras yo mantenía los ojos puestos sobre el mar que mecía las olas llevándolas hasta la orilla donde tocaban mis pies enviando corrientes por mi cuerpo.

El chico de ojos diferentes estaba siendo mi compañía, no me preguntaba nada y agradecía su silencio. Mientras los demás hablaban, besaban y bailaban yo me mantenía absorta sufriendo en silencio con el peso de la traición quemándome por dentro.

Una lágrima se resbaló de mi ojo derecho. 


Bajé la mirada escondiendo las emociones que me torturaban lentamente.

Mi yo internamente quería gritar, llorar, patalear. No me iba a permitir la Grecia que lloraba y se lamentaba se ahogaba en dentro de mí.

Me juro no volver a llorar por un hombre.

Me juro no sufrir.

Me juro no enamorarme.

El amor destruye, el amor es una mierda.
Me levantó dirigiéndome al mar donde sin mirar atrás me sumergí, aquí y ahora se moría aquella Grecia, aquí y ahora nacería alguien completamente nuevo.

Deje que el aire se escapara de mis pulmones poco a poco de mis pulmones, con los ojos cerrados aguantando la respiración con los pensamientos llenos de recuerdo pasando por mi mente.

Siento un par de manos y como me impulsan a la superficie del mar, el aire se vuelve presente y abro los ojos sintiendo como el agua salada llegan hasta mis ojos.

Jax está frente a mi, pegándome a su pecho con ambas manos sobre mi cintura.

—¡¿Acaso estás loca?! —me grita —no vuelvas a hacer eso.

—¿Hacer que?—me burlo.

—Eso... ¿te crees la sirenita o que?, tu prima me tenía al borde del colapso.

Observo a la orilla y los veo amontonados en la orilla.

—No seas dramático, eres cantante no actor.

Me le quedé mirando, sus ojos son lo más atrayente de él y eso me gustaba mucho, sus ojos me encantaban. Jax en pocas palabras es hermoso.

Con alcohol en mi sistema o sin alcohol tenía que admitirlo.

—Tus ojos son muy hermosos—saco mi mano del agua y la paso por su mejilla acariciando su mejilla derecha.

Sus ojos están sobre mi en todo momento.

—Tú eres hermosa.

Sonrío.

Sentí la presión que ejerció acercándome más a él, por mi mente pasó el darle un beso y probar esos labios gruesos llenos de agua. 


Estamos a tan solo centímetros, mis nervios aumentan y mi mente se batalla el besarle o no pero no lo hago. Mi cerebro no reacciona y yo tampoco me atrevo a obligarlo para que ideé algo.

La Oscuridad de Jax [1]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora