Veintidós.

2.2K 413 53
                                    

JAX MASON.


Definitivamente me había olvidado de la felicidad pura. Me había olvidado lo felíz que una persona podría hacer felíz a otra y en este caso Grecia me hacía muy felíz.

Ver su rostro cargado de emoción al ver las luces que había preparado como estrellas para ella y lo mejor fue cuando observó el helicóptero que decía lo que tanto quería pedirle.

No podía negarlo dudé mucho en si hacerlo ya que no sabía si ella sentía lo mismo que yo.

Pero cuando observé su cara sabía que si lo sentía, Charlie tuvo razón.

Aquel chico también la quería pero no tanto como yo lo hacía.

Su familia me había ayudado a preparar la pequeña sorpresa que le planeaba desde hace unos días, ellos habían sido mis cómplices.

Y todo salió bien, más que bien podría decirse. Todo estaba documentado gracias a Junior que me había ayudado desde que llegué a su casa y pronto lo pasaría a un CD para ambos.

Sonreí al verla comer fresas con crema, las cuales le había preparado junto al pequeño picnic, estábamos cerca del lago y ella degustaba con fascinación esa fruta.

Gracias a su padre sabía que era su favorita.

—Mañana por la noche haré mi concierto final por la gira, será en el centro de la ciudad y quisiera que estuvieses allí.

No se imaginaba lo que le esperaba allá.

—Claro, solo pasa por mi— metió uno de sus dedos que tenían algo de crema y lo chupo con su boca. Eso hizo que imaginara muchas cosas que la verdad no tenía por qué pensar.

Ella me encantaba, me encendía de una manera estratosfera.

—Te quiero— dice de pronto. Sus ojos verdosos me examinan y todo pensamiento se esfuma de mi mente con tan solo pensar en lo que acaba de decir— lo siento así, Jax. Siento que te quiero y prefiero decirlo antes de...

—Yo te quiero más— la interrumpí antes de que siguiera hablando. Ella se colocó de rodillas y me brinco encima besándome. Me llevó al suelo haciendo que cayera de espaldas y ella encima de mi con cada pierna a mi lado mientras besaba todo mi rostro.

Dejaba pequeños besos húmedos sobre mi rostro y eso me causa algo de cosquillas por lo que yo reía a carcajadas por qué además de cosquillas comenzaba a hacerme inmensamente felíz.

De pronto escuché sirenas de autos de policías y la detuve. Ella me observó confundida y quedó aún encima de mi mientras yo me senté.

Eran tres autos de policías y de ellas bajaron funcionarios armados con sus armas apuntándonos mientras caminaban.

—Jax, ¿Que sucede?— Grecia preguntó tensándose sobre mí.

Sabía lo que pasaba y maldije por no haberle contando antes, lo último que quería es que ella pensará mal de mi.

—¿Confías en mí?— le dije en forma de pregunta.

—Mason.

— Grecia, dime. ¿Confías en mí?— la miré a los ojos.

La Oscuridad de Jax [1]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora