Veinticuatro

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GRECIA JHONSON


Siete días.

En los que no sabía nada de Jax.

Dónde mi tratamiento estaba siendo más agresivo debido a mi taquicardia, a la fatiga y falta de aire que cada día tenía.

Todo me parecía un infierno y el miedo de un día dormir y no despertar me llenan los pensamientos.

Mis primos y hermana habían comenzado a dormir conmigo debido a los ataques que me daban en las madrugadas.

Me cuidaban y se los agradecía.

Jax había venido, todos los días. Pero papá le decía que yo no quería verlo y él se iba cabizbajo,según papá.

Sé que todos merecemos ser escuchados y eso es algo que papá me ha dicho desde niña, por más enojados que estemos merecemos escuchar esa persona, escuchar sus razones y motivos.

El apoyo de mi familia era infinito, los amaba pero me dolería tener que dejarlos destrozados cuando yo muriera.

Iba a morir.

Lo presentía.

Estaba más pálida, grandes ojeras debajo de mis ojos. Mi cabello poco a poco perdía su brillo aunque no se veía mal.

Estos días me habían servido de mucho, para llorar y entender cosas.

Un corazón dañado no podía soportar que lo rompieran.

Mi corazón estaba roto y enfermo.

Jax no me había engañado, pero me había ocultado algo muy importante.

Importante para mí.

El bebé no es el problema, es el hecho de que no me invitara a hablar y decirme lo que pasaba, eso me molestó porqué me ocultó que Emma está embarazada.

Mis primos estaban en lo suyo, me encontraba en mi habitación viendo un maratón de películas de misterios que Axel me había recomendado por qué según él eran buenísimas pero no entendía nada.

Hasta que me di de cuenta que era sobre casos sin resolver.

La noche había llegado, igual que el mes de septiembre junto al frío del invierno que se aproximaba.

Me había dado un baño hace rato pero el frío parecía colarse por las sábanas y la ropa que me había colocado.

Estaba envuelta como un tequeño. Afuera había estado lloviendo y ese clima empeoraba el frío.

Además de que la luz se había cortado unas dos veces seguidas pero ya hace rato no sé iba.

Salí de la cama para ir a la cocina llevándome en mi mano las pastillas que me tocaban para irme a dormir en un rato.

Mis primos sonreían en la cocina y papá carcajeaba.

—¿De que se ríen?— pregunto llenando un vaso con agua.

La Oscuridad de Jax [1]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora