CAPITULO 5 SOBRELLEVANDO EL DOLOR

797 66 75
                                    

Mikasa despertó con la respiración muy agitada, había tenido una horrible pesadilla. Trató de calmarse, pero aún sentía miedo, aún tenía la sensación de la agresión sufrida el día anterior. Así que abrazó su almohada y poco a poco se fue tranquilizando; cayó en cuenta que ya era muy tarde - ¿Cuánto tiempo había dormido? – se preguntó.

Rápidamente se puso el uniforme y salió corriendo hacia el campo de entrenamiento. Grande fue su sorpresa al saber que todos habían acabado y ya estaban con sus labores. Nunca antes se había quedado dormida, pero aún se sentía cansada por estar llorando casi toda la noche. Lloró hasta quedarse sin fuerzas.

Quería convencerse a sí misma que sólo había sido una horrible pesadilla, un mal sueño que nunca ocurrió. Sin duda no sabía qué hacer ni cómo actuar, ni siquiera era buena desenvolviéndose y ahora resultaría peor con lo que acababa de acontecerle. Al caminar por los pasillos buscando al que le daría sus labores, se encontró con Hange, quien al verla se acercó a ella para preguntarle cómo estaba.

- ¡Mikasa! Es bueno verte – Dijo alegremente y con mucha energía, pero al ver la cara de la chica pudo notar lo mal que se veía y no lo pasó por alto. – ¿Qué pasa? ¿Te sucede algo? – preguntó cambiando su expresión drásticamente.

- Hange ... - hizo una pausa – Sí, estoy bien – dijo a secas.

- ¿No te has visto en un espejo? Mira la horrible cara que tienes – Trató de ser graciosa para levantarle en ánimo a la joven que sin dudarlo, se veía muy triste y decaída, - ¿Oye cómo te has sentido?

- Bien, el tratamiento funciona – Trató de ser cortante y seguir con su camino. – Tengo que irme, estoy muy atrasada con mis tareas.

- Espera, no estoy convencida con tu respuesta. Adelantaremos tu cita y te haremos nuevos estudios.

- Pero... - la azabache fue interrumpida por la castaña.

- No hay peros Mikasa – Dijo con voz más autoritaria – Dijiste que obedecerías todo lo que te digamos el doctor y también yo. Además, anoche no te vi en la cena, no estás acatando nuestras órdenes de comer a tus horas.

- Lo siento, estoy muy bien, es sólo que no pude dormir y por eso mi semblante de cansancio – Mencionó tratando de salvarse.

- Aun así, te necesitamos bien. Se acerca la próxima expedición y contamos contigo. Espero lo tomes en cuenta, así que te espero en la enfermería para sacarte las próximas muestras.

Y sin decir más, se marchó dejando a Mikasa en el pasillo, quien no tubo opción más que obedecer a las indicaciones de su mayor. Pero ella más que nadie sabía las razones de su estado. Quería gritar con todas sus fuerzas y acusar a la persona que le hizo daño, pero no tenía el valor; tenía vergüenza, no quería que nadie se enterase, estaba en una encrucijada ¿Qué dirían de ella? ¿Le creerían?

Sabía que el capitán tenía más ventaja ante la situación, era el soldado más fuerte de la humanidad. Todos lo elogiaban y admiraban, y por supuesto nadie creería la clase de monstruo que realmente era. Sería ella señalada de difamación y calumnia, sus amigos también saldrían perdiendo, y ni hablar de la legión, se vería afectada por tal escándalo, todos saldrían perjudicados.

Después de analizar la situación, por muy cruel que fuera, decidió no hablar y sobrellevar el dolor que la marcaría de ahora en adelante. Aunque se retorciera de coraje y frustración por la injusticia que eso significaba, seguiría luchando por lo único que la hizo unirse a la legión de reconocimiento.

A pesar de sentirse como un pedazo de basura, no podía dejar a un lado a su familia. Armin era muy débil y tenía que ayudarlo. Eren tenía una carga muy pesada sobre sus hombros y éste siempre era impulsivo, si ella no está con él, sin duda moriría, y Mikasa no quería eso. Debía seguir siendo fuerte, por ellos, por el motor de su mundo.

UNA ELECCIÓN CON REMORDIMIENTOS [RIVAMIKA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora