¿Por qué el mundo juzga un sentimiento que es de lo más hermoso? ¿Acaso está mal querer ser feliz? Cada uno encuentra su felicidad en este mundo oscuro y afligido, de cualquier manera, a veces esta no tan aceptada y a veces, admirada.
Hanna encontró...
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hanna se acercó a la ventana, apreciando un cielo con tonalidades rosas. amaba ver el amanecer desde su habitación, toda esta se iluminaba del mismo color. le parecía algo espectacular, le traía tranquilidad y paz. una escena maravillosa y digna de fotografiar.
si no fuera por su madre hyoyeon, que le quitó su cámara como castigo por haber reprobado. le parecía una tontería a hanna, ¿qué tiene que ver una cámara con sus notas? de igual manera, lo dejó pasar y aceptó sus reproches.
─¿hanna? ─habló una voz detrás de ella, volteó observando a un jungwon adormilado y a penas poniéndose de pie en el frío suelo. él talló sus ojos con suavidad, su cabello despeinado le daba un aspecto tierno.
en fin, jungwon siendo jungwon, siendo igual de hermoso.
─¿a qué hora te despertaste? ─el pelinegro se acercó a la joven por detrás, rodeando su cintura dejando algunos besos en el hueco de su cuello y hombro.
─desde que escuché a mis madres avisar que se iban. ─hanna volteó a ver a jungwon, quedando frente a frente. ─jungwon, ¿qué sucederá si mis madres se enteran de nuestra relación?
el chico pareció pensarlo por un momento, intentando encontrar las palabras correctas para la situación. no quería dañar a su amante, sabiendo que en su venerable corazón cualquier comentario traería persecuciones.
─no sucederá nada cariño, estoy seguro que te aceptarán como sea. Te aman, y te amo. Nunca te dejaré sola.
hanna se sintió tan agradecida, expresó una sonrisa y se aferró más a jungwon. ─te amo mucho más.
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habían pasado dos semanas después de que jungwon se quedó en casa de hanna, ninguna de su madre había sospechado o dicho algo al respecto, eso elevó las esperanzas de la castaña. quizá jungwon podrá quedarse en su casa más seguido.
era hora de descanso y como solía ser, hanna esperaba a su amiga, hyomin, afuera de su aula para irse juntas a la parada de autobuses. hanna estaba sentada, revisando sus apuntes para el próximo examen, de la nada, vio como una gota de sangre cayó rebotando en la hoja, manchando hasta las dos páginas siguientes.
─¿qué...? ─hanna tocó tu nariz, viendo en la punta de su dedo sangre. tenía una hemorragia, de nuevo. frustrada, la joven corrió hacia uno de los baños para limpiarse la nariz, inclinó su cabeza para abajo sobre el lavabo, mientras con tan solo ayuda de su tacto y memoria, intentaba tomar un trozo de papel higiénico. después de presionarlo en su nariz durante un rato, se tranquilizó, limpiando con agua los restos de sangre en su rostro.
hanna se miró en el espejo, inspeccionó su cuerpo y se veía bien. no tenía anemia, conocía los síntomas de esta y no tenía ni uno solo. pero, ¿qué le ocurre? era la séptima vez en estas dos semanas que tenía una hemorragia. no quería preocupar a su familia ni a nadie, prefirió guardarlo para sí misma.
acomodó su uniforme y cabello, saliendo del lugar para volver a actuar como si nada hubiera pasado.
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