¿Por qué el mundo juzga un sentimiento que es de lo más hermoso? ¿Acaso está mal querer ser feliz? Cada uno encuentra su felicidad en este mundo oscuro y afligido, de cualquier manera, a veces esta no tan aceptada y a veces, admirada.
Hanna encontró...
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─bien, muchas gracias doctor. ─eunmin terminó la llamada dejando su teléfono móvil en la mesita de centro del sofá. dirigió su mirada hacia su hija que llevaba toda la llamada viéndola con esperanzas.
─entonces, ─la joven se acercó a su madre sentándose a sus pies, posando sus manos en las rodillas de la mayor. ─¿qué te dijo el doctor?
eunmin rio enternecida, después de todo seguía siendo su pequeña niña. acarició el delgado y quebradizo cabello castaño oscuro de hanna con sumo cuidado.
─si hanna, puedes comer postre.
la joven se levantó con mucha velocidad, dando saltitos mientras aplaudía pero pronto se sentó por un leve mareo que vino a su cabeza, aunque pudo controlarlo de algún modo.
─pero, será con medida. no puedes comerte todo el pastel, también recuerda que tendrás que tomar más agua. ─agregó eunmin poniéndose de pie, acomodó su ropa y después de sonreírle a su hija fue hacia la cocina.
hanna la siguió. ─¡no hay problema! con solo dos porciones estaré bien, creo. ─rió entre dientes. miró la cocina con detalle, habían miles de ingredientes e instrumentos para lograr hacer la gran comida de esta tarde.
las invitaciones se habían entregado y los invitados confirmaron su presencia. hyomin fue la primera en hacerse notar, era de esperarse por absolutamente todos. después fue la familia yang, que con mucho gusto aceptaron. hanna era un revoltijo de emociones, era su primer cumpleaños a lado de su gran amor y aseguraba que no había mejor obsequio que pasar un día tan especial con jugwon después de haber formalizado su relación.
hanna vivía un hermoso sueño que nadie, ni su cáncer, podría arruinarlo. todo era tan perfecto para ser real, ni siquiera terminaba de asimilarlo pues la alegría la mantenía pensando en varias cosas al mismo tiempo.
