ꗃ capítulo 11

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TENEMOS QUE HABLAR ❜❜

❝ TENEMOS QUE HABLAR ❜❜

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hanna que salía de sus clases esperaba encontrarse con su madre eunmin en su auto esperando por ella para volver a casa, pero fue todo lo contrario

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hanna que salía de sus clases esperaba encontrarse con su madre eunmin en su auto esperando por ella para volver a casa, pero fue todo lo contrario. su madre hyoyeon la esperaba, cruzada de brazos, observándola con un rastro de dolencia interna, hanna percibió un rayo de emoción en su mirada cuando se vieron frente a frente.

la castaña caminó con tranquilidad hasta donde su madre, la cual trato de sonreír, pero solo salió una pequeña mueca. hanna pensó que su madre eunmin estaba enfadada con ella, o tal vez, decepcionada.

hanna ya no se sentía bien después de todo lo ocurrido, era una inusual sensación de culpabilidad e impotencia dentro de ella, punzando en su pecho cada vez más fuerte. era como si la tristeza la estuviera apuñalando lentamente, mientras ella agonizaba en silencio.

─hola corazón, ¿qué tal las clases? ─preguntó hyoyeon tomando la mochila de su hija, que sostuvo una mirada de confusión todo el rato.

─bien, creo. ─hanna se encogió de hombros. ─¿dónde está mamá eunmin?

hyoyeon suavizo su mirada, tomando a la castaña por los hombros mientras se alejaban del colegio a paso a lento. hanna se sentía extraña, el toque amoroso de su madre la sacaba de sus cincos sentidos, sentía una inmensa incomodidad y eso, le dolía de alguna manera.

la relación con su madre era tan distante que no podía estar tranquila a su lado, hanna bajó la cabeza, viendo sus pies caminar con pesadez. se preguntaba dónde había quedado aquella niña pequeña de cuatro años, llena de ilusiones y deseos que amaba la vida y amaba vivirla, dónde había quedado esa niña que nunca se ocultaba de sus problemas. hanna solo quería volver a ser esa ingenua infante que adoraba abrazar a sus madres todo el día.

─eunmin está en el hospital. ─respondió hyoyeon, alertando a la joven. ─por eso vine por ti, es algo preocupante y necesitamos que vayas de inmediato.

hanna asintió con seriedad, mirando a la nada. su corazón latía con rapidez, quizá este día será el día en que tendrá que afrontar toda la verdad. las manos de la chica comenzaron a sudar frio, tragando saliva para poder desaparecer ese nudo que sentía en la garganta que no le permitía respirar con normalidad.

entre más se acercaban al hospital, la angustia en hanna crecía. quería desaparecer ahora mismo, tenía miedo y estaba segura de que no podría ni hablar.

─vamos, entremos. ─susurró hyoyeon cerca del oído de su hija, la cual asintió de nuevo sin ninguna expresión en su rostro, pero por las comisuras de sus labios curveadas hacia abajo, parecía que estaba a punto de llorar. sin embargo, hyoyeon ni siquiera lo notó.

a paso temeroso, hanna puso un pie dentro de ese lugar, repleto de gente. el olor de limpieza y medicamentos llegó a las fosas nasales de joven, y aunque para muchos podría ser un olor agradable, para ella era el olor del nacimiento o la muerte. quien diría que te podrías levantar, un día normal, pensando en realizar tu rutina de siempre y a los pocos minutos, podrías estar aquí dentro en una de las tantas camillas.

ese pensamiento solo hizo que hanna se estremeciera, observaba el lugar con detenimiento y un sentimiento profundo de tristeza creció en ella. se sentía como si estuviera en un oscuro vacío sin fondo, del cual nadie puede salvarla. aunque tampoco tenia mucho caso sabiendo que le espera en su destino final.

─hanna, ¿qué haces ahí? debemos apresurarnos. ─hyoyeon tomó a su hija de la muñeca, esta última no se inmutó. estaba tan perdida en su mundo que no se percataba de cuanta gente había a su alrededor, algunos llorando, algunos celebrando y algunos con una preocupación extrema en sus rostros. era tan diferente el panorama en cada persona que pasaba.

hyoyeon se detuvo en un pasillo y fue a hablar con una enfermera, seguramente para pedir informes sobre lo que sea que estuviera sucediendo. por alguna razón desconocida, hanna sentía como todo estuviera recayendo en ella sin importar que sea algo totalmente ajeno. los llantos desconsolados que se escuchaban por los pasillos desde la planta de arriba o abajo, eran una tortura constante para la joven.

─muchas gracias. ─hyoyeon se despidió de la enfermera, regresando su vista a su hija. ─eunmin está dentro, podemos entrar por un momento.

─¿qué hacemos aquí, madre? no entraré ahí sin saber qué es lo que ocurre.

la mujer suspiro, afligida. pareciera como si hubiera tragado sus lágrimas, tratando de lucir fuerte ante una persona que la conocía como la palma de su mano, para hanna era fácil descifrar cuando algo malo sucede con su madre, y era obvio que ese era el caso de ahora mismo.

─hanna, cariño, debes ser fuerte, ¿bien? ─hyoyeon acarició la mejilla de la joven, con una sonrisa dolida.

─madre, ─hanna tomo la mano de su madre, entrelazándola con la suya. ─¿qué sucede?

─tu... ─hyoyeon se quedó callada por un corto rato, reprimiendo cualquier sentimiento de impotencia o dolor. no quería mostrarse débil ante desconocidos y mucho menos ante su hija. ─tu abuelo, se agravó. los doctores dicen que es mejor irse preparando para cualquier inesperada noticia.

un gran alivio recorrió el cuerpo de hanna, controlando su respiración, tranquilizándola. sin embargo, sus ojos empezaron a picar debido a las lágrimas que aparecían en ellos. estaba a punto de perder a una de los pilares más importantes y fuertes de su vida, su querido abuelo, su refugio.

─vamos, entra. ─hyoyeon empujó a hanna con delicadeza, sin causarle ningún daño, apoyándola para adentrarse a la acogedora habitación de hospital.

pronto la chica pudo escuchar los sonidos que las maquinas emitían, con ello, podía escuchar los latidos del corazón de su abuelo. hanna cerró los ojos antes de entrar al cuarto por completo y con lentitud, volvió abrirlos encontrándose con una escena que le partía su pobre corazón en millones de pedazos, era irreparable.

eunmin tomaba la mano de su suegro, esbozando una sonrisa grande, pero con una mirada desconsolada. mientras que el señor, seguía sonriendo con cansancio, haciendo algunas bromas con una tenue voz, casi una voz inaudible por lo débil que se encontraba.

─abuelo... ─hanna llamó la atención de sus familiares. el señor sonrió como pudo, alzando los brazos para recibir un abrazo de su linda nieta.

─hanna, mi linda niña. ─el señor hizo una pausa para soltar una ronca tos, pero aún seguía sonriendo. ─ven aquí, tenemos que hablar.

 ─ven aquí, tenemos que hablar

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@jjaewonis - 2021

TENGO FRÍO, yang jungwon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora