𝐌𝐎𝐔𝐓𝐇. ━ Jeonghan. (𝗖𝗮𝗻𝗰𝗲𝗹𝗮𝗱𝗮)

capítulo siete

«Bisexual culture»

— ¡¿Qué hay de una sesión de fotos?! —preguntó animada Hana.

Elevé la mirada con ambas cejas alzadas y con medio sándwich en la boca cuestionando lo que conllevaba hacer una sesión de fotos con Hana, me salía mejor venderle el alma al diablo que pasar la tarde con una intensa chica que no sabía que ponerse o como tenía que pocas.

— ¡Viniste con tu cámara, así que no tienes excusa! —soltó entrecerrando los ojos.

Posiblemente había detallado la manera en la que mi rostro se llenó de pánico al pensar en tomarle fotos, por eso se había apresurado a agregar aquello con la intensión de que no pudiese negarme a su pedido. Tampoco iba a hacerlo, no teníamos nada que hacer y hasta el momento sólo estábamos las dos echadas en el sillón del sótano viendo caricaturas porque todos habían salido y nos habían dejado abandonadas en la casa, así que prefería ponerme a hacer algo que pasar todo el día sintiéndome inútil y aburrida.

— Bien, no hay problema con ello. —me encogí de hombros terminando lo que quedaba de sándwich, me dejé de espaldas al colchón— ¿Algún lugar a donde quieras ir en particular?

Lo pensó un poco viéndome desde el otro sillón, se llevó un puñado de palomitas del tazón que tenía en su abdomen y pronto pareció recordar algo porque dio un pequeño salto haciendo que algunas de las palomitas cayeran al suelo de madera.

— ¡El padre de Minghao tiene un estudio fotográfico en el centro! —soltó rápidamente, sonriendo— Podemos hacerlas ahí, puedo preguntarle.

— Con razón le gustan tanto las fotos. —solté un silbido, asintiendo después— Pregúntale a ver qué dice.

Hana asintió alcanzando el teléfono en la mesa de centro sin quiera levantarse, lo sostuvo a una distancia bastante cerca de su rostro y yo regresé la vista hasta el televisor en dónde se reproducía una episodio de Phineas and Ferb, más específicamente en ese  donde crean el invierano y hacen la montaña de nieve en el patio trasero. Momentos después y en uno de los cortos comerciales, Hana llamó mi atención moviendo su pie en mi dirección, la miré como si le hubiesen crecido tres cabezas y alcé mi ceja esperando a que hablara.

— No me responde. —hizó un puchero y me reí por eso— Me cae mal.

— Puede que esté ocupado, no hay apuro tampoco. Aún es temprano. —le resté importancia, acomodándome mejor— Es un estudio, las podemos hacer en la noche si quieres también. No afecta nada, realmente.

— Está bien. —volvió a hacer un puchero al tiempo que me lanzó unas cuantas palomitas.

— Yo no voy a limpiar eso. —la señalé con acusación.

— Tampoco te lo estoy pidiendo. —rodó los ojos.

— Odiosa. —fue mi turno, antes de sonreír maliciosa— ¿Qué Mingyu no te folló bien?

Sus ojos se expandieron ante mi cuestionamiento y pronto no tardó en sacarse el cojín que tenía detrás de la cabeza para lanzarmelo sin siquiera llegar a atinar a algún lado de mi cuerpo. Me reí escandalosamente a causa de sus mejillas extremadamente rojas y cuando menos lo esperé oí un grito de su parte ordenando que hiciera silencio, sin embargo no lo hice y continúe riendo con sus quejas de fondos.