capítulo cuatro

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«Malas memorias»

Sabía a caramelos de sandía y refresco, enloquecí con solo poder distinguir los sabores en sus belfos.

Me acerqué un poco comenzando el lento vaivén que sus labios no habían hecho, llevando por unos momentos el control que pronto me fue arrebatado duramente, pero por lo que no me quejé tampoco. Su mano se plantó, posesiva y demandante, en mi muslo izquierdo dando un apretón suave que me hizo respingar y su rostro se inclinó seguidamente obteniendo así más acesso a mi boca.

Me acomodé en el asiento, quedando de frente a él sin preocuparme por los demás que parecían enfrascados en la película, ajenos a la guerra que había entre mi cuerpo y mi mente. Su lengua delineó mi labio inferior con maestría, recorriendo de lado a lado sin dejar espacio, tanteando y saboreando; no tardé en dejarle entrar, uniéndome a su lento vaivén mientras exploraba; mi mano se escabulló a la suya en mi pierna, con mis dedos tracé figuras sin forma sobre la cara externa de ella y sonreí cuando apretó mi mano.

Me deleité con la forma en la que sus labios succionaban mi inferior, saboreándolo y dejando un suave hormigueo en él que me era más apetecible que las gomas ácidas de antes, soltó un sonido de afirmación cuándo mi lengua se unió a la suya inesperadamente y aquello se repitió cuando sintió la pequeña perlita de metal que había en medio de mi lengua.

— Condenadamente sexy. —murmuró bajo, acercándose más.

Sonreí por aquello atrapando entre mis dientes su labio, mordiendo suave la piel caliente, disfrutando de lo esponjoso y el sabor que comenzaba a hacerme ver estrellas. Un creciente cosquilleo nació en lo más hondo de mi estómago junto con su caricia en mi mano, acompañado de la piel de gallina que le atribuí al frío de la sala, sin embargo al atrapar mi labio entre sus dientes lo volví a sentir.

Su boca se unió con la mía y se separó constantemente en una lucha húmeda en la que comenzaba a hacer escaso el oxígeno, pero aún así no queríamos separarnos, sino seguir sintiendo el sabor del otro por esto largo mientras sentía su caliente mano sobre mi muslo, traspasando la tela de los jeans y quemándome la piel conforme no se apartaba.

Se sentían tan bien esos labios, esa boca y esas cosquillas que lo menos que quería era separarme, dejarle cuando quería más. Pero tampoco quería que los chicos notarán que estábamos lo suficientemente ocupado como para no prestarles atención a ellos, sobre todo porque Hana posiblemente haría un bombardeo de preguntas después.

Sin embargo me separé cuando el grito de Seokmin me sobresaltó, llevándome de nuevo hasta la realidad en donde la película seguía avanzando y los chicos estaban concentrados en ella.

— Woah. —solté, deleitando mi vista con la imagen frente a mis ojos.

Jeonghan con los labios hinchados y rojos gracias a las succiones, sus ojos permanecían cerrados pero a juzgar por la sonrisa en sus labios podía decir que lo había disfrutado tanto como yo. Dejó salir el aire, regulando su respiración para abrir los ojos segundos después y dedicarme una linda mirada.

— No sé que quieras tu, pero definitivamente yo quiero más besos así. —habló en susurros para que los demás no escucharan, dándome una mirada con la poca luz que la pantalla grande daba.

Solté una risa, acomodándome en el asiento. Llevé la pajilla de mi Sprite a mis labios y sorbí mirando la pantalla por unos momentos antes de regresar mis ojos a semejante obra de arte que tenía a mi lado.

𝐌𝐎𝐔𝐓𝐇. ━ Jeonghan. (𝗖𝗮𝗻𝗰𝗲𝗹𝗮𝗱𝗮)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora