A medida que su respiración se normalizaba, sus ojos fueron adaptándose a la penumbra y a la sutil luz que le brindaba la luna llena. Observó los letreros que indicaban los nombres de las calles y pudo deducir que se encontraba a dos cuadras de distancia de la arteria principal, en dirección contraria a la casa de su abuela. Tanteó con cuidado su pierna y comprobó que estaba en mejor estado de lo que imaginaba, quizás como consecuencia de la creciente segregación de adrenalina que sentía en su pecho al sentirse en peligro inminente.
—Entonces, ¿tú me salvaste? ¿Cómo pudiste verme en el medio de la penumbra, con todo el alboroto de gente y los gases lacrimógenos?
Forzó su vista y creyó distinguir algunos rasgos de la fisonomía de su interlocutor, lo cual debió alertarlo al instante porque éste retrocedió dos pasos.
—Estaba con el primer grupo que impactó contra la formación policial en un intento de detenerlos... obvio que fue una tentativa bastante precaria y, como noté que había niños cerca, preferí abandonar el ataque para auxiliar a quién pudiera —su voz sonaba algo triste. — En el medio de la multitud y del griterío, vi algo encogido en el suelo, lo tomé en mis brazos y resultaste ser tú. Te traje hasta aquí para que puedas recuperar el aire y comprobar tu herida.
—Bueno, muchas gracias Leiftan. Realmente no me imaginaba que esto podía terminar así, no entiendo a qué vino la represión policial... ¡Y de dónde salió el fuego ese verde! ¡Y la gente que parecía disparar fuegos artificiales o qué se yo lo que era eso!
—Sí, fue todo tan súbito y bien planeado... —respondió éste sin sorprenderse, a la par que volvía a retroceder otros dos pasos.
Verlo recular tanto activó otra alarma que la atravesó como un rayo en su mente.
—Te recomiendo que no vuelvas a ir hacia allá, las cosas pueden ponerse peligrosas. Deben estar capturando a los civiles para llevarlos al calabozo, y si se percatan de ti... —no continuó la oración, parecía pensativo, como hilando cosas en su mente.
— ¿Me estoy perdiendo de algo? ¿Qué es lo que necesito saber?
—Perdóname pero no tengo tiempo para explicar nada, me necesitan en otro lugar —suspiró, con pena y cansancio. — Además entiendo que debes estar muy asustada por conversar con un desconocido en una calle desolada y oscura, así que lo más prudente es que me retire cuanto antes, no quisiera hacer algo que te asuste y que salgas corriendo con tu pierna en ese estado... quizás la próxima vez sea más propicia.
— ¿Disculpa? ¿La próxima vez? —Salió del amparo de la columna hacia la mitad de la calle, aturdida.
—Ah cierto, tengo que pedirte un pequeñísimo favor antes de marcharme: por favor, no le comentes a nadie sobre mí y mi nombre.
—Entonces, ¿realmente te llamas Leiftan? ¿No era una mentira?
Pese a los metros que los separaban, creyó percibir una pequeña sonrisa de su parte.
—Tú me dijiste el tuyo, hubiera sido muy maleducado de mi parte mentirte. Sentí que era justo retribuirte la deferencia de la misma manera.
— ¿Y cómo sabes que yo no mentí?
—Tu respuesta fue automática y natural en un momento donde estabas intentando recuperar aire, apenas podías respirar así que menos podías inventar un nombre ficto de forma tan espontánea.
—Quizás también pude haber automatizado el nombre ficto Erika para dirigirme a extraños en la calle, uno nunca sabe qué puede pasar y es mejor estar prevenida —replicó, molesta consigo misma por haberle brindado aquella información.
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El Ocaso de los Mundos [Eldarya]
Fanfiction[AU basado en New Era] [Escrita en formato novela] Durante la luna azul de la noche de Samhain, Erika intenta lidiar con el desasosiego que le produce sentirse estancada y sin futuro en pleno contexto de pandemia y crisis económica. Sin embargo, su...