Capítulo 14 -La cruda realidad

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Advertencia, el siguiente capítulo contiene violencia que podría resultar sensible para algunas personas.



— ¿Este es el lugar?

Erika bajó del auto, mirándolo entre escéptica y ofuscada. Lance no había pronunciado palabra alguna en todo el viaje y lo primero que decía era tan absurdo que la descolocó.

— ¿Cómo puedo saber yo...?

— ¿Esto es un shopping? —Se adelantó él, dando un par de pasos por la playa de estacionamiento y admirando la inmensa estructura de metal que se alzaba a varios metros de distancia.

Ella parpadeó varias veces, mirando a su espalda con desconfianza y luego siguiendo el trayecto de sus ojos hacia la colosal edificación.

—Sí, un centro comercial.

Soltó un suspiro de impaciencia ante la tensión que pesaba sobre su espalda ante aquella situación improvisada a la que Lance la había arrastrado como reprimenda por volver a desobedecer a la orden. Si bien le había ofrecido volver a entrenar al día siguiente, el hecho de que ni siquiera tuviera chance de opinar le exasperaba, provocando que su ansiedad se disparara abruptamente en cuanto la instó a que subiera casi a rastras al vehículo de transporte que había facilitado la orden.

Y ahí estaba: en una misión de la Guardia de Eel, la rama que se encargaba de los asuntos más peligrosos y complejos de todo Golden Dawn, sin haber terminado siquiera el entrenamiento para iniciarse y estando totalmente vulnerable hasta el punto de que su bienestar dependía de un sujeto prepotente que gustaba de intimidarla y a quien ella había ofendido al haberse escapado de su vigilia.

¿Qué podía salir bien esa noche?

¿Era ese su verdadero castigo por escaparse a ver a Leiftan? ¿Vivir en carne propia una misión arriesgada y shockeante que le demostrara cuán peligroso era el mundo del cual la Guardia de Eel estaba "protegiéndola"?... ¿O Lance estaba tramando algo más contra ella? Causarle daño físico estaba por completo fuera de la cuestión... ¿verdad?

Escuchó cómo su vigilante soltaba un bufido y emprendía la caminata hacia la edificación. Por su parte, ella acomodó su barbijo y siguió sus pasos no sin cierta reticencia, atravesando ambos la amplia extensión del estacionamiento donde sólo permanecía el solitario vehículo de la orden aparcado.

La noche era oscura y opaca por los densos nubarrones que cubrían el cielo y la luna. Sólo el alumbrado artificial ofrecía algo de luz, dándole un aspecto sombrío al lugar ante la inmensidad del shopping que permanecía silencioso y desolado debido a las restricciones por la pandemia. Erika alzó la capucha de su sudadera para cubrirse bien, experimentando cómo se le erizaba la piel ante lo que suponía era un mal presentimiento.

Una figura se hizo notar entre las columnas que coronaban la entrada a la edificación, exponiéndose a la luz y acercándose hacia ellos con paso firme, casi marcial. La joven vaciló al creer que podría ser algún enemigo, echando un rápido vistazo a Lance quien ni siquiera se inmutó y se limitó a seguir caminando. Iba a hacerle un comentario al respecto, pero considerando la delicada situación en la cual se encontraba, se abstuvo y lo siguió obediente. Después de todo, confiaba en que él supiera lo que hacía.

A medida que se acercaban, la figura se volvía más nítida y precisa hasta que fue posible distinguir que se trataba de una mujer vestida con un traje formal, de considerable altura y anchas espaldas, de cabello rubio muy corto del cual sobresalían dos puntiagudas orejas de faery. Se desplazaba con zancadas firmes y estoicas, las cuales meneaban las dos pistolas que mantenía enfundadas a sendos lados de su cadera, además de la larga cola de vaca que zarandeaba a ritmo con sus pasos.

El Ocaso de los Mundos [Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora