Capítulo 12 -No es una cita

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Resopló exasperada mientras cerraba el grifo del agua y se envolvía en la toalla para secarse. Se vistió con rapidez y sin prestarle demasiada atención a la vestimenta, echándose en su lecho para revisar el nuevo celular que le había facilitado Golden Dawn luego de que el suyo fuera arrasado por la banshee. Había perdido el número de Chrome y sólo contaba con el de su abuela y el de Matthew, quien le había insistido a Lance para que se lo pasara... y pese a que nunca lo hubiera creído, éste último accedió sin reticencia.

Aquel era el tercer día desde que habían cancelado su entrenamiento y aún no tenía noticia alguna sobre si volvería a entrenar en algún momento. Ya se había cumplido una semana desde su pacto con Huang Hua y, cuando su cuerpo apenas empezaba a asimilar los ejercicios, Lance le castigó suspendiendo su rutina.

Tres días sin entrenar y a una semana del regreso de Huang Hua.

Y justo era el día en que había concretado encontrarse con Leiftan.

Dejó el celular a un lado con gran frustración, caminando ansiosa dentro de la pequeña extensión de su casita. Tenía que idear alguna forma de escurrirse para asistir al punto de reunión, pero le costaba maquinar algo al desconocer el horario y la frecuencia de vigilancia de Lance.

A veces salía de día y no lo veía, pero a la media hora se encontraba apoyado en el árbol próximo a su casa, repitiendo la misma secuencia por la noche. Ayer había salido al almacén a hacer las compras y no se lo cruzó en todo el trayecto, aunque sí estuvo presente a las dos horas cuando salió de la farmacia y él la siguió, soltándole una parca reprimenda. Su vigilia no seguía una estructura lógica y organizada, su presencia era más bien aleatoria tanto en el día como en la noche. Era imposible que estuviera las veinticuatro horas vigilándola, pero sólo era él a quien avistaba, nadie lo acompañaba ni lo relevaba. Sólo era Lance...

... y ella estaba más que harta de Lance.

Al no establecer una rutina estructurada, evita que yo intente escaparme ya que desconozco si está o no está allá afuera. Como el gato Schrödinger: hay un 50% de chances que esté y un 50% de chances que no esté.

¿Qué es lo que haría si salía y él la seguía al punto de reunión con Leiftan? Dudaba que le dejara siquiera caminar un par de cuadras sin detenerla, mucho menos que le agrade la idea de que tomara un café con un desconocido y posible mercenario... y por otra parte, sentía que estaba exponiendo la identidad que Leiftan le había pedido que resguardara al arriesgarse a llevarle a un miembro del Consejo de la Guardia de Eel, lo cual no sabía si podría perjudicarle y hasta significar traición hacia la persona que salvó su vida varias veces.

No tenía forma de contactarse con él para cancelar la reunión y sabía que plantarlo sería algo terrible que no se perdonaría después de lo bondadoso que había sido con ella... además, realmente quería asistir y hablar con alguien que pudiera ofrecerle otra perspectiva de la situación social y política del mundo faery, sin tener que soportar los discursos protocolares y sectarios de Golden Dawn.

¡¿Y quién era la Guardia de Eel y Lance para impedirle que saliera a tomar un café con alguien?! Ni siquiera habían intercambiado una mera conversación casual, no podía llegar a sentir la estima que había surgido rápidamente con Chrome, así que si la descubrían poco podía importarle si lo perjudicaba. De hecho, quizás hasta conseguía que otra persona lo relevara de la vigilia.

¿Qué importaba? Después de todo, ya le habían quitado la posibilidad de entrenar y seguro que era irremediable que terminara con Los Sabios. ¿Iba a perder aquella oportunidad de contactar con el resto de seres vivos que no estaban controlados por la secta de Golden Dawn?

El Ocaso de los Mundos [Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora