Ha pasado una semana desde que me desmaye por intentar cocinar para Jean Paul. No hemos tenido sexo desde entonces. Ha decir verdad, no me siento cómodo con la relación actual. Amo a Jean Paul, pero desde que hicimos el 69 pasaron muchas cosas por mi cabeza. Supongo que desconozco mucho de los gustos de Jean Paul.
Desde que somos novios, él ha querido hacerlo a diario. Al principio estaba encantado, pero ahora no me siento cómodo. He estado evitando hacerlo con él poniendo como excusa el mareo. Jean Paul no sigue insistiendo.
Alguien toca a la puerta, al abrir la puerta me entregan un paquete. Al parecer Jean Paul encargó algo por internet sin que me diera cuenta. Él firmó los papeles cuidando las medidas sanitarias para luego irse a su habitación a abrirlo en privado. Supongo que es algo de su tierra natal, por lo que no quise meterme más en el tema.
Los días pasan, veo a Jean Paul caminando algo incómodo. Le preguntó si está bien y él solo dice que durmió mal. Una parte de mí sospecha de él, pero decido no meterme más en el asunto, pues en estos tiempos está prohibido salir.
Tras haber cenado, me voy al sofá a ver televisión, pero Jean Paul se sienta a mi lado seduciéndome con su cuerpo. Me acaricia la pierna para luego besarme apasionadamente. Él se quita la playera e intenta quitarme la mía, pero yo no se lo permití. Por alguna razón no me sentía cómodo. Me aleje de él diciéndole que la cena me cayó pesado. Jean Paul solo se cruza de brazos.
Algo anda mal en mí. He estado evitando a Jean Paul día tras día. Él comienza a frustrarse, pero trata de calmarse. Es hasta que él viene a mi habitación para nuevamente seducirme. Yo lo alejó muy enfadado diciéndole que no tengo ganas de hacerlo y que deje de fastidiar. Me tape la boca arrepintiéndome de mis palabras. Él permanece en silencio sin poder creer lo que le dije. Se sale de mi habitación muy enfado sin dirigirme la palabra.
A la mañana siguiente, Jean Paul no desayuna. Probablemente está enojado por lo que no insisto, pero tras aproximarse la tarde, le preguntó si comerá conmigo, pero él no responde. No ha salido de la habitación, solo sale para ir al baño y para agarrar algo de comida. Intentó hablarle en esas salidas, pero él me ignora y se regresa rápidamente a su habitación.
Tengo que salir a comprar comida por lo que le aviso por si quiere algo, pero no responde. No puedo hacer las compras a gusto pensando en él. Creo que ya es hora de hacer las paces. Decido comprar pan y galletas para que al menos lo convenzan de salir. Paso por la farmacia para comprar algo especial.
Una vez en casa, tocó a su puerta. Él sigue sin responderme. Le amenazo con no permitirle usar el baño o comer si no me abre la puerta. Finalmente abre la puerta, está muy enojado como para hablarme, solo se cruza de brazos y se me queda viendo. Yo le enseñó los aperitivos. Él se siente ofendido.
—¿Acaso estas jugando conmigo? — me pregunta muy indignado.
—Pensé que tenías ganas de algún postre...
—Primero me evitas, luego me dices que me aleje de ti. Ahora tú andas tras de mí. ¿Quién te entiende?
—Pues....
—¿Acaso es esto alguna costumbre española? De ser así no quiero formar parte— me dijo muy enojado.
—Déjame explicártelo— le suplique.
—Tú me confundes. Yo solo quiero pasarla bien— me dijo muy indignado.
—Escucha, cuando hicimos eso del 69 me sentí incómodo. No me gustó, no quería decírtelo porque temía que me consideraras algo extraño.
—Pues tú reaccionaste como si no te gustara. No sé lo que piensas, solo me molesta no saber lo que sucede— me tira los bocadillos— Ya ni siquiera sé si te importo— comienza a llorar— Ni siquiera duermo contigo en la misma cama. Solo quiero saber lo que sientes por mí.
Él se cae de rodillas al suelo soltando en llanto. Yo le doy golpecitos en la espalda.
—Ven a mi habitación y ahí te mostraré lo que siento por ti.
Me retiro sin decir ninguna otra palabra. Me voy a mi habitación esperando su llegada. No hay respuesta por lo que comienzo a desilusionarme, hasta que toca mi puerta. Al abrirle la puerta lo veo algo decaído. Yo estoy feliz de verlo, pero él trata de no mostrar alegría.
—Solo hagámoslo.
Parece que él ya sabía lo que iba a ocurrir por lo que nos quitamos la ropa sin tocar al otro. Yo me siento en la cama completamente desnudo. Veo a Jean Paul quitarse la ropa quedando en ropa interior, pero su ropa interior es algo interesante. Él se sonroja.
—Es ropa interior de pasivo— me dijo algo avergonzado— Quería estrenarlo aquella vez que me rechazaste.
Escuchar eso me hizo sentir culpable. Parece que lo que compró por internet fue esa ropa interior. Ahora comprendo porque él estaba ansioso, pues quería mostrármelo. Yo lo abrazo.
—Hoy es tu día de suerte— le dije para luego acostarlo.
Lo besó apasionadamente haciéndole caricias para relajarlo. Él no parece motivado, no lo culpó, supongo que aún piensa que solo lo estoy usando. Jean Paul no duda en abrirse de piernas, yo sacó algo especial lo que le deja sorprendido.
—¿Qué es eso? — me pregunta.
—Oh, tan solo es lubricante— le respondí mientras me lo ponía en los dedos.
—¿Desde cuándo lo tienes? — me pregunta algo confundido.
—Lo acababa de comprar. Quería demostrarte que me importas— le comentaba mientras metía mis dedos en él— Estuve informándome para ser cuidadoso y no causarte mucho dolor— sacó un condón para ponérmelo.
—¿Compraste eso por mí?
—Cuando lo hicimos por primera vez, me sentía mal por haberlo hecho sin protección. Por eso decidí comprar esto para demostrarte que me importas mucho— comienzo a meterla lentamente— Esperare tu respuesta cuando terminemos con esto.
Comienzo a empujar, él intenta no gemir tapándose la boca. Supongo que lo hace porque aún sigue enfadado. Él me dice que me ama en francés, yo le respondo que también lo amo, pero en español. Aprendí lo básico del francés por él. Jean Paul toca mi pecho para luego tocar mis mejillas y besarme en los labios.
Seguimos haciendo el amor. Jean Paul gime de placer. Sus pies se aferran a la cama por lo que yo las elevo para darle más placer. Podría decirse que casi dobló su cuerpo, menos mal que es flexible. Sus manos se aferran a las sabanas, pero luego tocan mis hombros indicándome que me acerque más. Sus piernas me abrazan. Aun conserva su ropa interior de pasivo lo que me excita más. Ahora entiendo porque quería estrenarlo conmigo.
Una vez de haber terminado, descansamos en la cama. Él esta muy agotado, lo acaricio y lo beso en los labios. Jean Paul se intenta levantar ya que quiere volver a su habitación, pero yo lo detengo tomándolo de la mano.
—No es necesario que te vayas— le dije con suplica.
—¿Quieres que me quede más tiempo? — me pregunta.
—Tenías razón. Ya somos parejas y aún dormimos en habitaciones separadas. No me sorprende que eso te confundiera— le explico— Por eso te pido que te duermas conmigo como mi pareja.
—¿Estas seguro de esto? — me pregunta con una sonrisa.
—Sí, quiero despertar contigo a mi lado— le respondo besándole en los labios. Ambos sonreímos— ¿Listo para una segunda ronda?
Escuchar eso lo hizo recapacitar, intenta huir, pero yo no le suelto la mano evitándole su escape. Comienzo a hacerle cosquillas para que así se deje llevar. Ambos estamos felices de estar aquí juntos.
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Romance secreto
FanfictionAnte la pandemia, Jean Paul se va a vivir a casa de su amigo Antonio para pasar ahí la cuarentena. La historia es contada desde el punto de vista de Antonio (El Topo), quien tras tener a su amigo viviendo en su casa, comienza a dudar de sus emocio...